
Mantener relaciones positivas con las personas que nos rodean es fundamental para nuestro bienestar. Cuando surgen conflictos, nuestro equilibrio emocional se resiente y todo se hace cuesta arriba. Sin embargo, no siempre es fácil resolver esas diferencias con éxito. A veces la obcecación, la frustración o simplemente el deseo de salirnos con la nuestra nos convierte en personas poco racionales.
Por supuesto, los enfrentamientos son inevitables ya que es imposible que todo el mundo siempre esté de acuerdo. Tanto en el puesto de trabajo como en el seno de la familia surgirán roces. Sin embargo, la manera en que abordemos ese conflicto marcará la diferencia. Si desarrollamos buenas habilidades de resolución de conflictos, podremos llegar a un resultado satisfactorio para todos.
Las principales habilidades de resolución de conflictos que necesitas desarrollar
1. Sensibilidad para elegir el momento adecuado
Cuando las emociones están a flor de piel, es difícil entenderse, ceder y llegar a un acuerdo. Por ese motivo, una de las habilidades para resolver conflictos más necesarias consiste precisamente en ser capaces de elegir el momento adecuado para abordar la problemática. Cuando ambas partes están relajadas y muestran una actitud receptiva, será más fácil expresar nuestras preocupaciones de manera más clara y asertiva, lo que facilita la búsqueda de soluciones mutuamente satisfactorias y evita que el conflicto se convierta en un obstáculo insuperable.
2. Conservar la calma
Muchas veces, aunque elijamos el momento adecuado, la intensidad emocional va aumentando a medida que la conversación se vuelve más personal. Por esa razón, es imprescindible ser capaz de gestionar el estrés para mantenerse equilibrado y preservar el control de nuestras reacciones y de la situación. Por consiguiente, si sientes que te estás enfadando, respira profundo. Y si necesitas un descanso para relajarte, haz una pausa en la conversación.
3. Mantenerse enfocado
Uno de los principales problemas a la hora de abordar los conflictos es que las personas suelen irse por las ramas. a menudo se produce un fuego cruzado de acusaciones que los llevan a alejarse del problema principal. Como resultado, terminan recriminándose, sin resolver el problema central. Por ese motivo, la habilidad para mantenerse enfocado es esencial para resolver los conflictos. Resiste a la tentación de traer a colación otros argumentos, apégate a lo que estéis discutiendo.
4. Escucha activa
La escucha activa es mucho más que oír. Se escuchaba estando plenamente presente y prestando toda nuestra atención a lo que nuestro interlocutor está diciendo. Eso también significa no pensar en los contraargumentos porque no se trata de una batalla sino de una conversación. De esta forma podremos comprender realmente las preocupaciones y necesidades del otro, para encontrar un punto medio satisfactorio para ambos.
5. Empatía
A la hora de abordar un conflicto, sobre todo si es de larga data, muchas personas están tan ensimismadas en su «lucha justa», que se olvidan del otro. Asumen una actitud egocéntrica, marcada por frases como «yo quiero» o «yo necesito». Y si bien es cierto que debemos dejar clara nuestra postura y necesidades, para resolver un conflicto con éxito necesitamos una gran dosis de empatía pues será lo que nos permitirá ponernos en el lugar del otro.
Si desarrollas estas habilidades de resolución de conflicto, tus relaciones no solo serán más fluidas sino que ganarás una enorme paz interior. Puede que los conflictos no sean agradables, pero pueden ser una oportunidad para conoceros mejor y crecer.
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