Cuando pensamos en el “acoso” solemos relacionarlo con la violencia física. No obstante, existen formas más sutiles de violencia cuyas marcas pueden quedar grabadas para siempre, como es el caso de la humillación.
De hecho, una investigación llevada a cabo en la Universidad de Ámsterdam descubrió que la humillación activa las mismas áreas del cerebro relacionadas con el dolor. También se apreció que desencadena una respuesta más intensa y duradera que la alegría y mucho más negativa que la ira. Una de las formas más crueles, sutiles y molestas de humillación es la intimidación intelectual.
¿Cómo es el acosador intelectual?
El acosador intelectual suele ser más inteligente que la media, por lo que piensa que tiene el derecho de tratar a los demás con desprecio, humillarlos o gastarles bromas pesadas. De hecho, es probable que conozcas a personas que usan esa “superioridad intelectual” para hacer sentir mal a los otros.
5 claves para reconocer al acosador intelectual
- Se burla continuamente de los errores que cometen los demás, atribuyéndolos a la falta de inteligencia y capacidades. Esta persona no perdona una, es como si estuviera a la caza de los errores ajenos para resaltar su propia inteligencia.
- Menosprecia los logros de los demás, resaltando los suyos. Para esta persona, el esfuerzo y los logros ajenos siempre son intrascendentes, lo único realmente importante es lo que es capaz de lograr ella misma.
- Utiliza palabras rebuscadas y frases rimbombantes que la mayoría de las personas no comprenden solo para hacer patente su “vasto conocimiento”. Esta persona aprovechará la más mínima ocasión para ofrecer una conferencia y meter baza en todos los temas que le hagan lucir inteligente ante los demás.
- Quiere imponer sus opiniones, ya que considera que son las únicas inteligentes y sensatas. Las opiniones de los demás simplemente no cuentan. Cuando se quede sin argumentos, no dudará en ridiculizar, humillar o menospreciar al otro porque no reconocerá que no tiene la razón.
- Jamás reconoce sus errores, siempre tiene a mano una excusa “racional” para explicar su fallo.
Esa actitud prepotente suele sentar sus bases en la infancia. Muchos de los acosadores intelectuales se vieron obligados en el colegio a recurrir a su inteligencia para defenderse de los ataques violentos de los demás. De hecho, en algunos casos después llegaron a convertirse en acosadores ellos mismos ya que así enmascaraban sus inseguridades.
Esto significa que detrás de esa actitud prepotente se suele esconder un sentimiento de inferioridad en otras esferas de la vida. El acosador intelectual enmascara sus inseguridades tras su conocimiento e inteligencia, por lo que usa frases arrogantes para hacer que los demás se sientan inferiores.
De hecho, la intimidación intelectual también es un mecanismo de afrontamiento que contribuye a aliviar la vulnerabilidad que esta persona experimenta. El problema es que, en cierto punto de la vida, ese mecanismo se integra en su repertorio conductual, por lo que estas personas intentarán avasallar intelectualmente a todos.
Nuestra sociedad permite y alienta la intimidación intelectual
Leon F. Seltzer explica que mientras el acoso físico y el maltrato psicológico han recibido mucha atención, la intimidación intelectual sigue escondida ya que es el resultado de la cultura “meritocrática” que nuestra sociedad ha desarrollado.
Desde que son pequeños, a los niños se les inculca la idea de que deben obtener buenas calificaciones escolares pues son un medidor de su valía y éxito. Por eso, no es extraño que aprendan a colocar a sus coetáneos en una especie de “jerarquía intelectual”.
El problema aparece cuando los niños que se encuentran en la parte superior de esa jerarquía se sienten con el derecho a menospreciar a quienes se encuentran en la parte inferior. Así surge la intimidación intelectual, un tipo de acoso psicológico que se basa en la “superioridad” mental que confiere la inteligencia o la educación recibida.
De hecho, el acosador intelectual no tiene que ser necesariamente una persona muy inteligente, también puede ser alguien que se cree superior porque ha cursado estudios universitarios o ha hecho una carrera «especial».
Los daños que causa la intimidación intelectual
– Víctima. Vivir o trabajar con un acosador intelectual es realmente tóxico. La forma de ser de esta persona termina ahogando al otro ya que el acosador siempre descarga sus frustraciones sobre su víctima, y cuando finalmente tiene éxito no se cansa de vanagloriarse. Por eso, las víctimas suelen sufrir graves daños en su autoestima, pierden la confianza en sí mismas y no tienen iniciativa ya que se sienten profundamente desmoralizadas, incompetentes e inútiles. Estos sentimientos no son extraños ya que el acosador intelectual le martilla continuamente resaltando sus errores y repitiéndole lo inútiles que son.
– Acosador. A pesar de que la peor parte se la lleva la víctima, la intimidación intelectual también deja secuelas en el acosador ya que, a la larga, es probable que esta persona termine quedándose sola. Aunque en un primer momento puede parecer inteligente y encantadora, cuando los demás se dan cuenta de la relación tóxica que pretende construir, no dudan en cortar por lo sano. Por otra parte, el acosador intelectual seguirá padeciendo una profunda inseguridad, que le impedirá explorar otras esferas de su personalidad y de la vida, por lo que al final termina siendo una persona amargada.
¿Cómo afrontar la intimidación intelectual?
Si eres el acosador, lo más importante es que comprendas que el intento de dominar mentalmente a una persona es tan inaceptable como el abuso físico y provoca daños en quienes te rodean.
Debes empezar a pensar en términos de diferencias, en vez de limitarte a catalogar a las personas en mejores o peores. La vida no es una competición, no es necesario que demuestres continuamente lo listo que eres o cuánto sabes.
Si eres víctima de la intimidación intelectual, debes hacerle entender al acosador que sus estrategias no te intimidan. Ni siquiera debes enfadarte y mucho menos discutir, solo debe entender que no seguirás su juego de humillación.
Hazle comprender que no tolerarás ese comportamiento o sus frases hirientes. Es conveniente que le expliques las consecuencias que sus actitudes tienen en ti, que le muestres cómo te hacen sentir sus palabras.
A veces estos acosadores no se dan cuenta de que están sobrepasando los límites y causando daño, por lo que basta con que se lo señales.
Fuente:
Otten, M. & Jonas, K. J. (2014) Humiliation as an intense emotional experience: evidence from the electro-encephalogram. Soc Neurosci; 9(1): 23-35.
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