
¿Estás totalmente seguro de lo que percibes? ¿Crees que tu valoración podría cambiar? ¿En qué circunstancias? ¿Eres una persona sugestionable? ¿Te das cuenta de la influencia del grupo sobre ti?
Siguiendo en la línea de la manipulación y los niveles de sugestionabilidad, he recordado un antiguo experimento realizado en la Psicología que siempre he compartido con los estudiantes y que resulta muy explicativo para comprender la dinámica de las relaciones interpersonales en grupos y los niveles de conformidad.
El experimento psicológico que demuestra la influencia del grupo
El experimento en cuestión fue desarrollado por Ash en el 1951 y su idea central era demostrar el poder de la mayoría sobre la persona.
En esta investigación grupos de ocho personas debían valorar la longitud de tres líneas: A, B y C.
A las personas se les pedía que decidieran cuál era la línea más larga y que expresaran su opinión en voz alta.
Hagamos un alto: Valoren ustedes mismos cuál es la más larga. Seguramente la mayoría coincidirá en que es la línea A, pero para el 33% de las personas que participaron en el experimento no fue así. Sus percepciones variaron. ¿Por qué?
Porque siete de las ocho personas que participaban en cada uno de los subgrupos fueron adiestradas con antelación para que valoraran de modo errado la longitud de las líneas. De esta manera, cuando le llegaba el turno a la persona «inocente» vacilaba en su respuesta e incluso se plegaba a la opinión del grupo.
De esta manera Ash asevera que la presión social puede actuar, esencialmente, de dos maneras: provocando un verdadero cambio en la percepción y los criterios de la persona (sería el caso de las personas que son altamente sugestionables) o provocando un acuerdo externo pero gran desacuerdo y disgusto interno (en otras palabras, la persona expresa aquello con lo cual no está de acuerdo para coincidir con la opinión del grupo).
Posteriormente Petrovski (psicólogo ruso como podrán imaginar del nombre) asevera que existe una tercera forma de incidencia del grupo: la conformidad colectivista. Esta nueva variante afirma que: aún cuando la persona no está de acuerdo con los criterios del grupo se pliega a sus opiniones sin experimentar un disgusto interno porque le resulta más importante la armonía grupal que hacer valer sus criterios.
Más allá de las muy diversas motivaciones por las cuales las personas se pueden plegar a las opiniones del grupo considero que lo esencial es analizar las profundas implicaciones que tienen estas sencillas investigaciones. Casualmente las dos principales críticas que se le realizan al experimento de Ash me resultan los puntos claves para reflexionar sobre sus resultados. Analicémoslas con detenimiento:
– Las ocho personas que conformaban cada subgrupo no tenían sentido de pertenencia ni afrontaban los complejos procesos de influencia grupal porque el grupo fue creado artificialmente en el laboratorio. Efectivamente, lo cual solo indica que si el experimento se hubiese desarrollado al interno de un verdadero grupo cohesionado probablemente ese 33% de acuerdo hubiera aumentado considerablemente porque el grupo hubiese ejercido una influencia y un control mayores sobre la persona «inocente».
– La tarea decisional de las longitudes de las líneas no implicaba emocionalmente a la persona. Es cierto que no ponemos mucho esfuerzo en distinguir las diferentes longitudes, si se hubiese puesto en tela de juicio nuestro sistema de valores quizás otros hubiesen sido los resultados pero… también debemos tener en cuenta que, en la misma medida en que nos implicamos más emocional o cognitivamente en una tarea, tanto más miedo podemos demostrar ante las críticas ya que erróneamente se consideran como críticas a la persona y no a la tarea que se desarrolla. Así, podríamos ser aún más susceptibles a las opiniones grupales.
Las direcciones que podemos tomar ante la presión grupal
De esta forma, descubrimos que todos somos más o menos sugestionables por la opinión grupal, sobre todo si experimentamos cierto sentido de pertenencia al interno del grupo. El grado de conformidad para con los criterios grupales puede variar asumiendo tres posturas clasicas:
1. El sugestionable: la persona que acata y se deja convencer por los criterios del grupo sin presentar grandes resistencias.
2. El conformista: la persona que no está de acuerdo con la opinión grupal pero la acata. En este caso se puede hacer referencia a:
* El conformista indolente: no le interesa asumir una postura contraria porque simplemente no se involucra con el desarrollo y el funcionamiento grupal.
* El conformista crítico: asume los criterios del grupo a partir de una reflexión donde se percata que lo mejor para los intereses de la mayoría es acatar la decisión grupal.
3. El crítico: la persona no se deja convencer, pide razones, argumentos de peso y conduce al grupo a una discusión que, siempre que se emprenda con ánimos reflexivos y en el respeto a los criterios ajenos, puede ser muy productiva para todos y facilitar el crecimiento grupal.
Fuente:
Bond, R., & Smith, P. (1996) Culture and conformity: A meta-analysis of studies using Asch’s line judgment task. Psychological Bulletin, 119, 111-137.
yomaira dice
el grupo influye fuertemente en la percepción individual al proporcionar normas, expectativas y presiones que guían cómo los individuos interpretan su entorno y se relacionan con los demás.