Las personas con bulimia nerviosa se encierran en un círculo vicioso que se autoalimenta: comen mucho y después trabajan muy duro para deshacerse de lo que han comido.
Las personas con bulimia comen compulsivamente; lo cual significa que en una pequeña cantidad de tiempo llegan a consumir grandes cantidades de alimentos, mucho más de los que podría comer una persona promedio en un tiempo equivalente. De hecho, a menudo pierden el control sobre su alimentación y son incapaces de parar hasta que la comida no ha desaparecido de su vista por completo.
Una vez que han comido, se instaura la culpa por el consumo y tienen que deshacerse de todo lo que han ingerido por lo que van a vomitar o utilizan laxantes, diuréticos, enemas u otros medicamentos. A veces optan por ayunar durante días después de un episodio de atracón. No obstante, el objetivo final es impedir que su cuerpo absorba las calorías para no engordar.
Detrás de estos comportamientos se esconde una preocupación excesiva por el cuerpo y problemas de autoestima. De hecho, suelen basar su valía como personas en relación con su aspecto físico.
Los síntomas de la bulimia nerviosa
2. Comer durante un período discreto de tiempo (por ejemplo, en un periodo de 2 horas), una cantidad de alimento que es definitivamente mayor de la que la mayoría de la gente podría comer en ese lapso de tiempo y en circunstancias similares
Vale aclarar que existen dos tipos de bulimia nerviosa. Podemos hallar la bulimia purgativa, en la cual se practica regularmente el vómito autoinducido o el uso de laxantes, diuréticos o enemas; y la bulimia de tipo no purgativo, en la cual aparecen otras conductas compensatorias inapropiadas como el ayuno o el ejercicio físico excesivo.
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