La herencia familiar es el principal determinante para la esquizofrenia pero los factores medioambientales también influyen en el desarrollo de este trastorno mental. Dos relativamente recientes investigaciones constatan que nacer en una gran ciudad incrementa las posibilidades de ser esquizofrénico.
Investigadores de la Universidad de Aarhus en Dinamarca han llegado a esta conclusión después de examinar los datos de casi dos millones de daneses. En esencia realizaron un estudio epidemiológico donde recopilaron los datos correspondientes a: los antecedentes familiares, lugar de nacimiento y sitio en los cuales crecieron las personas. Las ciudades fueron catalogadas en cinco niveles según la densidad de población. Así, observaron que las personas que pasan sus primeros 15 años de vida en un área urbana tienen un riesgo tres veces mayor de sufrir esta enfermedad que aquellos que viven en zonas rurales. Aún más sorprendente resultó el hecho de que el riesgo aumentaba en relación con el grado de urbanización y el número de años que la persona ha vivido en estas zonas.
Pero estos resultados no son únicos, en la Universidad de Maastricht de Holanda han arribado a idénticas conclusiones a partir del análisis de 7 mil personas. Según los investigadores holandeses las personas que viven en las ciudades tienden a padecer más desórdenes mentales como la paranoia, los delirios persecutorios y las alucinaciones auditivas (principales síntomas de las psicosis) en relación con las personas que viven en ciudades pequeñas.
No obstante, no existen explicaciones definitorias para comprender este fenómeno aunque todo indica una multicausalidad: la dieta inadecuada, la mayor exposición a materiales tóxicos, el mayor riesgo a contraer infecciones, el estilo de vida más desorganizado que incide en la aparición de trastornos como la depresión, la ansiedad y el estrés…
No obstante, considero que las investigaciones de carácter epidemiológico siempre deben tomarse como una tendencia más que como un resultado inamovible. Las causas detrás de esta correlación pueden ser tan variadas como el estilo educativo, bastante diferente entre las familias de las grandes ciudades y las familias de las ciudades pequeñas; la forma en que las personas aprenden a relacionarse e interpretar su propia emocionalidad… En fin, hay mucha tela por donde cortar y más aún por investigar.
Fuentes:
Jim Van, O. & Delespaul, P. (2003) Psychosis research at Maastricht University, The Netherlands. The British Journal of Psychiatry, 183: 559-560.
Pedersen, C. B. & Mortensen, P. B. (2001) Evidence of a Dose-Response Relationship Between Urbanicity During Upbringing and Schizophrenia Risk. Archives of General Psychiatry; 58:1039-1046.
dm.2382 dice
No es una sorpresa absoluta que las grandes ciudades tengan efectos de ese tipo en las personas. Igualmente, claro, es impresionante cómo funciona la mente humana. Muy buen artículo.
Saludos,
http://www.borderstoc.blogspot.com
Jennifer Delgado Suarez dice
Dm2382
Como bien dices la idea no es totalmente nueva. Ya en el 1999 el mismo equipo de científicos daneses había desarrollado un estudio donde llegaron a conclusiones muy parecidas solo que por su carácter exploratorio y la cantidad de variables que analizaron, el estudio no tuvo mucha aceptación y obtuvo una difusión muy escasa.
Hoy a la luz de las nuevas investigaciones comprobamos lo que ya intuíamos: que las grandes ciudades crean una tela de araña que envuelve a todo aquel que no cuente con los recursos psicológicos necesarios para hacerle frente a las problemáticas que entraña vivir en una ciudad cosmopolita.
Una vez más gracias por tus opiniones.
Mis saludos, Jennifer