Conocido en Occidente por el título de respeto con el que se referían a él, que se deriva de Kong Fu Zi (Kong, el Sabio), su verdadero nombre era Kong Zi. Confucio fue un teórico social y fundador de un sistema ético, pero sobre todo un gran filósofo cuyas enseñanzas resuenan a lo largo del tiempo.
¿Quién fue Confucio?
Con 20 años trabajaba en los graneros estatales y cuidaba cabras mientras estudiaba, algo que hizo durante toda su vida. Luego trabajó para la administración del Estado de Lu, como educador y político, llegando a ser Ministro de Justicia a los 52 años. Durante este periodo, Confucio impulsó varias reformas que condujeron a una administración de justicia imparcial. Sin embargo, dimitió del cargo porque no estaba de acuerdo con la política que seguía el príncipe, y se dedicó en lleno a la enseñanza.
De hecho, sus discípulos crearon lo que hoy conocemos como confucianismo o confucionismo. Para este método es fundamental que estemos en sintonía con el universo, para lo cual necesitamos estudiar y mirar dentro de nosotros. Es decir, solo podemos estar en equilibrio si realizamos un ejercicio de introspección que nos lleve a un conocimiento pleno de uno mismo. Por eso, muchos de los pensamientos de Confucio giran en torno a la introspección y la necesidad de conocerse.
Proverbios chinos de Confucio
A Confucio, nada humano le era ajeno. Sus frases y máximas pueden convertirse en guías que iluminen nuestro comportamiento, sobre todo cuando atravesamos etapas difíciles. Otros de sus pensamientos son auténticas brújulas morales.
- Tenemos dos vidas: la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una.
- Los caminos son para disfrutar del viaje, no para llegar al destino.
Entre todos los pensamientos de Confucio, quizá estos sean dos de los más profundos. El filósofo chino nos anima a abrazar nuestra mortalidad, a darnos cuenta de que solo tenemos una vida y somos nosotros quienes decidimos cómo vivirla. También nos anima a estar plenamente presentes, no con la vista puesta continuamente en un futuro que no sabemos si llegará. De hecho, también dijo que “la belleza está en todas partes, pero todos no son capaces de verla”, quizá porque estamos demasiado ocupados o preocupados.
- Si odias a una persona, entonces te ha derrotado.
- Antes de emprender el viaje de la venganza, cava dos tumbas.
- Olvida los agravios, pero jamás olvides la benevolencia.
Para Confucio, la ira, el rencor y el deseo de venganza son sentimientos que nos consumen. Es como tomar veneno esperando que quien muera sea el otro. Por eso, consideraba que cuando sucumbimos a estas emociones en realidad entregamos nuestro poder al otro y nos convertimos en su víctima.
- No importa cuán lento vayas, siempre y cuando no te detengas.
- El hombre que mueve montañas comenzó cargando pequeñas piedras.
- Un viaje de mil millas comienza con el primer paso.
Estos pensamientos de Confucio nos recuerdan que paso a paso se llega lejos. Nos animan a dar el primer paso, aunque sea pequeño y atemorice, además de recordarnos que todo gran proyecto demanda sacrificios.
- El mal no radica en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas.
- Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, estarás peor que antes.
Para Confucio, los errores forman parte del aprendizaje, por lo que no hay nada de malo en ellos, siempre que aprendamos la lección e intentemos subsanarlos. Para este filósofo, lo verdaderamente dramático es darnos cuenta de nuestras fallas y no intentar solucionarlas.
- El sabio busca lo que quiere en sí mismo, las personas ignorantes lo buscan en los demás.
- Aprender sin reflexionar es malgastar energía.
Confucio promulgaba la introspección, lo cual significa que debemos buscar las respuestas en nuestro interior. Nos alerta del peligro que representa adaptarse a las respuestas de los demás y asumir sus puntos de vista sin reflexionar.
- Instruye solo a aquellos que buscan el conocimiento después de haber descubierto su ignorancia.
- Existen tres vías para ser sabios: la primera y más noble es la reflexión, la segunda y más fácil es la imitación y la tercera y más amarga es la experiencia.
Estas frases de Confucio, que recuerdan los principios básicos del taoísmo y el budismo, nos recuerda que el maestro llega cuando el aprendiz está preparado. Significa que si la persona no se encuentra receptiva y reconoce que necesita ayuda, nuestras palabras y actos caerán en saco roto.
- No pretendas apagar con fuego un incendio ni remediar con agua una inundación.
- Las malas hierbas no son las que ahogan la semilla, sino la negligencia del campesino.
Puede parecer un contrasentido o incluso una locura, pero en el plano psicológico ocurre con frecuencia, respondemos con ira a la ira y con violencia a la violencia. Confucio nos anima a salir de ese círculo vicioso y a no buscar culpables que funjan como chivos expiatorios sino a pensar qué dosis de responsabilidad tenemos y cómo podemos cambiar la situación desde una perspectiva más racional.
- Respétate a ti mismo y los demás te respetarán.
- Si no quieres hacer algo, no lo impongas a los demás.
- Exígete mucho y espera poco de los demás.
Estos pensamientos de Confucio se pueden resumir en una máxima: no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti. Si quieres respeto, tienes que comenzar por respetarte a ti mismo y respetar a los demás. No puedes ser extremadamente indulgente contigo mismo y poner la vara muy alta para los demás. Al contrario, para evitar desilusiones, lo mejor es enfocarse en el crecimiento personal y reducir las expectativas sobre los demás ya que estas suelen ser fuentes de conflictos y desengaños.
- El hombre que hace una pregunta, puede parecer estúpido durante un minuto. Aquel que no la hace será estúpido toda su vida.
Muchas veces evitamos preguntar por miedo a parecer incapaces y desconocedores, pero es aún peor esconder la ignorancia y seguir arrastrándola durante toda la vida. Por eso Confucio nos anima a preguntar lo que nos inquieta o desconocemos.
- Una persona debe avergonzarse si sus palabras son mejores que sus actos.
Esta máxima de Confucio nos anima a reflexionar sobre la distancia que puede existir entre nuestras palabras y actos. De hecho, cuando la distancia entre lo que decimos y lo que hacemos es demasiado grande, podemos caer en la hipocresía, dando lecciones morales que no seguimos.
- Tu vida es el resultado de tus pensamientos.
Aunque puede parecer exagerado, lo cierto es que nuestra vida es el resultado de los patrones de pensamiento que aplicamos un día tras otro. Esos patrones de pensamiento pueden generar creencias limitantes que nos impiden alcanzar determinadas metas o se vuelven ideas recurrentes que afectan nuestro bienestar. Al contrario, los patrones de pensamientos positivos dan lugar a comportamientos adaptativos que nos permiten vivir de manera más equilibrada.
- No uses un cañón para matar un mosquito.
A veces reaccionamos de manera desproporcionada ante las cosas que nos ocurren, de manera que solo empeoramos las cosas o gastamos energía inútilmente. Este pensamiento de Confucio nos anima a dosificar nuestra energía y responder de manera comedida ante cada situación.
- La auténtica sabiduría es conocer la dimensión de nuestra ignorancia.
- El inicio de la sabiduría consiste en comenzar a llamar a las cosas por su nombre.
Sabiduría no es sinónimo de inteligencia. Lo sabemos. Para ser sabios, según Confucio, primero debemos ser conscientes de la dimensión de nuestra ignorancia. Solo cuando reconocemos que necesitamos aprender, abrimos la mente a otras ideas o formas de hacer. Ese nivel de autoconocimiento nos permite dejar de escudarnos tras las excusas y finalmente llamar a las cosas por su nombre.
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