Ya conocemos que los seres humanos tenemos cinco sentidos, aunque hay algunas personas que le suman uno más a la lista pues están convencidas de que la mujer es poseedora de un sentido especial donde se combinan de manera especial la percepción del entorno con la posibilidad de preveer los acontecimientos, sobre todo aquellos que encierran determinado peligro.
Lo cierto es que en la actualidad hay algunos científicos que abogan por la existencia de nueve sentidos, fisiológicamente hablando. Estos serían:
– La termocepción: la percepción de la temperatura a través de la piel.
– La equilibriocepción: relacionado con el sistema vestibular, indica el sentido del equilibrio.
– La nocicepción: es la percepción del dolor a partir de los órganos corporales, la piel y las articulaciones.
– La propiocepción: la conciencia corporal. Es el reconocimiento de dónde se encuentra cada parte del cuerpo sin tener la necesidad de verla sino solo a partir de las coordenadas internas.
Algunos neurólogos van más allá y afirman que el ser humano podrían tener hasta 21 sentidos. Algunos de ellos serían: el sentido del significado, de la profundidad, de la sed, del hambre, la sensación del peligro inminente… Por supuesto, sus razones explicativas tendrán pero en mi modesta opinión el hambre y la sed más que sentidos son necesidades fisiológicas al igual que el sentido del significado, que sería el fruto de las relaciones sociales y la puesta en común de los constructos sociales que nos permiten comunicarnos. No obstante, conocer hacia dónde se mueve la ciencia siempre es satisfactorio.
Como dato curioso, les refiero además que existen animales que poseen algunos sentidos muy particulares como es el caso de los tiburones que son capaces de percibir los campos eléctricos (sería la electrocepción), algunas aves e insectos son capaces de detectar los campos magnéticos de la Tierra (magnetocepción) y algunos peces pueden percibir la presión (se le denomina ecolocalización).
Probablemente también nosotros como especie en algún momento tuvimos más de cinco sentidos y los fuimos perdiendo debido a la creciente tecnologización pero lo cierto es que quizás ahora desarrollemos nuevos sentidos particularmente agudos para detectar las vibraciones o los tonos de los teléfonos móviles. O quizás no.
Fuente:
Parra, S. (2009, marzo) La realidad es más real de lo que parece. En: GenCiencia.
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