A lo largo de nuestra vida nos encontraremos con muchísimas personas. Algunas nos aportarán sabiduría, estabilidad, alegría… Otras nos restarán paz mental. Las personas destructivas, en particular, nos complican la vida, nos impregnan su negatividad y a menudo también nos drenan emocionalmente.
Pueden aparecer en cualquier ámbito de la vida: en el trabajo, entre las amistades o incluso dentro de la familia. Su forma de interactuar puede ser tan corrosiva que, si no tienes cuidado, te arrastrarán hacia un torbellino de emociones negativas del cual es muy difícil salir.
¿Cómo activar un escudo psicológico para protegerte de las personas destructivas?
Hay personas que, consciente o inconscientemente, traen un torbellino de negatividad a nuestras vidas. Es como si algunos vinieran equipados con un propio «kit de destrucción emocional». Lidiar con ellas no es sencillo, pero lo más inteligente es evitar caer en sus redes y apegarte a tu objetivo principal: preservar tu serenidad. ¿Cómo lograrlo?
1. Concéntrate en lo negativo
Los gurús de la Psicología Positiva te animarán a enfocarte en lo bueno de la relación. Sin embargo, es probable que ese consejo solo sirva para que te enredes aún más en la telaraña que suelen construir las personas problemáticas.
A menudo, quienes más sufren en las relaciones destructivas son precisamente las personas más buenas, optimistas y leales, quienes están dispuestas a poner la otra mejilla y esperan que el otro cambie. Por desgracia, eso no siempre ocurre.
A menos que la persona tenga un motivo válido para cambiar y se comprometa seriamente con ese proceso de transformación interior, es probable que sus promesas de cambio se las lleve el viento. Por tanto, a veces para romper el círculo es mejor enfocarse en lo negativo.
Quizá te cueste comprender cómo una persona puede ser tan maravillosa y horrible a la vez, pero recuerda que quien bien te quiere NO te hará sufrir. En la vida, no todos son amables y bienintencionados. También hay personas difíciles de tratar o francamente tóxicas con las que sería mejor mantener una distancia de seguridad.
En esos casos, para vencer la tentación de volver a darle el beneficio de la duda, creer en sus justificaciones y volver sobre tus pasos, te ayudará recordar lo negativo.
2. No pienses en las personas destructivas más de lo necesario
La huella que dejan las personas destructivas a su paso a menudo perdura más allá de su presencia física. Ya sea por sus comentarios hirientes o su comportamiento inadecuado, es habitual que el malestar que generan en los demás siga activo mucho tiempo después del encuentro o incluso antes de que se produzca.
Lo que sucede es que la persona destructiva tiene la capacidad para “secuestrar” tu cerebro. Las interacciones son tan desagradables o generan tanta tensión, que tu cerebro se pone en alerta máxima de antemano para protegerte o se mantiene activo tiempo después intentando procesar y darle un sentido a lo ocurrido.
Por ese motivo, si no puedes mantenerte alejado de esa persona problemática, al menos intenta minimizar su influencia psicológica. Es posible que no puedas mantenerla fuera de tu vida, pero al menos podrás mantenerla fuera de tu cabeza para que no te robe la paz interior.
Para lograrlo, evita convertir la interacción en un drama confiriéndole una importancia desmedida. Quizá sea desagradable, pero no es el fin del mundo. Respira hondo y afróntalo con calma. A fin de cuentas, el objetivo es proteger tu bienestar.
3. No te lo tomes a nivel personal
Es difícil. Pero la mejor manera para blindarse de los ataques de las personas destructivas es no llevarlos al plano personal. Si lo haces, estarás perdido porque te arrebatará la calma, dejarás de pensar racionalmente y las emociones tomarán el mando.
Las personas destructivas tienen un “don especial” para hacerte sentir que eres el problema, pero lo cierto es que su comportamiento dice más sobre ellas que sobre ti. Generalmente sus críticas o actitudes negativas se basan en sus propias inseguridades y frustraciones, no en tus fallos.
Cuando no te lo tomas de manera personal, logras algo fundamental: desarmar su capacidad para hacerte daño. Si permites que sus palabras o actitudes te afecten, les estás cediendo poder sobre tus emociones. Pero cuando entiendes que su negatividad es un reflejo de ellos mismos, es como si te pusieras un chaleco protector que te ayudará a seguir con tu vida sin quedarte atascado en la telaraña emocional que intentan tejer a tu alrededor.
Recuerda que no puedes controlar lo que otros hacen, pero sí cómo reaccionas. Establece una distancia psicológica que te permita ver las cosas con perspectiva. Quizá sus palabras sean hirientes o te causen incomodidad, pero en lugar de verlo como un ataque personal, puedes interpretarlo como una manifestación de su propio caos interior. Enfócate en lo que puedes controlar y lo que realmente importa: tu bienestar.
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