La vida social puede ser divertida y energizante. A fin de cuentas, somos seres sociales y sociables. Sin embargo, es probable que en ocasiones el simple hecho pensar en una cena familiar o la quedada con los amigos te agote. Se supone que reír, conversar y pasar un rato divertido con las personas que quieres es positivo y deseable, pero a veces resulta simplemente drenante.
¿Por qué hay épocas en las que te apetece compartir con otras personas y días en los que solo quieres estar a solas? La respuesta se encuentra en tu batería social.
¿Qué es la batería social?
La batería social es un término que se ha popularizado en las redes para referirse a la cantidad de energía de la que dispone cada persona para socializar. Es una metáfora para indicar la energía, el tiempo y el esfuerzo que cada quien dedica a los demás.
Obviamente, el tamaño de la batería social y las actividades que la drenan o recargan varían de una persona a otra una persona. Por ejemplo, los extravertidos suelen tener una batería social más grande, lo que significa que pueden socializar mucho más sin sentirse agotados. En cambio, los introvertidos poseen una batería social más pequeña que se descarga relativamente rápido en los grandes grupos.
Aunque el tamaño de la batería social varía, un estudio realizado en la Universidad de Helsinki sugiere que la mayoría comenzamos a sentirnos fatigados por las interacciones sociales después de aproximadamente tres horas. Y es que relacionarnos con los demás implica hablar, escuchar, sentir empatía, captar y decodificar las señales sociales… por lo que puede ser un proceso agotador mentalmente.
¿Qué descarga nuestra batería social?
Los factores que agotan la batería social varían de una persona a otra e incluso del momento de su vida que estén atravesando. No obstante, algunas situaciones suelen tener un mayor potencial para descargar esa batería más que otras debido a que son más demandantes o se convierten en un obstáculo para que las relaciones fluyan.
- Características personales. Los rasgos de personalidad como la extraversión/introversión determinan el tamaño de la batería social y la rapidez con que se descarga. Mientras que los extravertidos se sienten llenos de energía cuando socializan y disfrutan de ser el alma de la fiesta, las personas altamente sensibles o las introvertidas se sienten muy agotadas después de largos eventos sociales y encuentran más estimulantes las conversaciones profundas y más íntimas o incluso la soledad.
- La persona con quien socializas. Sí, hay personas agotadoras que drenan nuestra energía. Ya sea porque hablan mucho, nos transmiten una gran tensión o simplemente porque tienen un estilo comunicativo demasiado diferente del nuestro que nos obliga a hacer un sobreesfuerzo mental y emocional para seguir el ritmo de la conversación. Las personas que siempre se quejan, por ejemplo, suelen ser particularmente agotadoras.
- Tipo de interacción. La calidad de las interacciones puede hacer que sean más o menos drenantes. Charlar con extraños suele ser más agotador que pasar tiempo con amigos cercanos o familiares, pero pasar tiempo con un amigo antipático también nos cansará más que estar con un grupo de amigos afectuosos. Como regla general, las interacciones que nos validan y nos hacen sentir cómodos son menos agotadoras e incluso pueden ser energizantes. En cambio, las interacciones en las que nos sentimos incomprendidos o juzgados suelen ser muy drenantes emocionalmente ya que nos exigen estar continuamente en alerta para defendernos del próximo «golpe bajo».
- Tamaño del grupo. Los grupos más grandes implican más interacciones, crean más ruido y generan dinámicas sociales más complejas. Para ubicarnos en un grupo necesitamos desplegar más recursos cognitivos y emocionales, por lo que suelen ser más agotadores que un encuentro individual o con pocas personas.
- Duración del encuentro. Incluso para los extravertidos, socializar durante largos períodos de tiempo consume energía y brinda menos oportunidades para recargar las pilas. Por ejemplo, podemos disfrutar asistiendo a dos eventos cortos a lo largo de una semana, pero podríamos encontrar agotador un evento que dure toda una semana. Por esa misma razón, podemos soportar mejor una reunión de trabajo de media hora que de tres horas.
- Circunstancias personales. La batería social también depende de factores ajenos a la propia socialización, como el estrés, el cansancio físico, la tristeza, la ansiedad… Nuestro estado de ánimo, así como la disposición física, determinan la cantidad de energía que tenemos disponible para gastar en las relaciones. Cuando tenemos gripe, nos sentimos indispuestos físicamente o estamos muy tensos, tenemos menos energía para interactuar con los demás.
No obstante, existen muchos otros factores que pueden descargar tu batería social. Estar constantemente conectado a las redes sociales, por ejemplo, reducirá tu capacidad para interactuar en el mundo real. No tener tiempo suficiente para ti mismo, seguir una agenda demasiado sobrecargada o incluso la falta de autenticidad en las relaciones pueden dejar en mínimos tu energía social.
Los 8 signos que indican que tu batería social está en mínimos
Al igual que ocurre con el teléfono, es mejor evitar quedarse sin batería en el plano emocional porque eso equivale a asumir una posición muy vulnerable ante el estrés. Y debes tener cuidado porque, si no la recargas a diario, terminará agotándose por completo (y no, no puedes cambiarla como harías con la del móvil).
Una investigación desarrollada en la Universidad de Bern reveló que solemos sentirnos más agotados por las noches después de haber vivido situaciones sociales estresantes en el trabajo. No obstante, esa fatiga tiene un carácter acumulativo. El viernes, al final de la semana laboral, los participantes se sentían más agotados después de haber experimentado niveles de estrés social elevados.
Por suerte, existen algunos signos que indican que tu batería social se está terminando:
- Fatiga. Sensación de cansancio físico y mental, aunque no hayas realizado actividades extenuantes.
- Irritabilidad. Te molestas o frustras con facilidad por cosas intrascendentes que normalmente no te afectarían tanto.
- Evitación social. Rehúyes compromisos o interacciones sociales porque experimentas una profunda necesidad de estar a solas.
- Impaciencia. Te has vuelto menos tolerante con los retrasos, las interrupciones, los pequeños fallos o los comportamientos de los demás.
- Apatía. Las actividades sociales que normalmente disfrutabas han dejado de ser satisfactorias y el solo hecho de pensar en ellas te genera una pereza infinita.
- Empatía reducida. Te resulta más difícil ponerte en el lugar de los demás o comprender sus puntos de vista, lo que a menudo da pie a discusiones y genera conflictos.
- Cambios de humor. Experimentas cambios de humor, generalmente un aumento de la ansiedad o una sensación de tristeza y desesperanza.
- Sensación de saturación. Te sientes continuamente abrumado por obligaciones o responsabilidades sociales, incluso menores e informales, como una salida con amigos.
5 estrategias para preservar tu energía social
Tu energía social es un recurso valioso, así que será mejor que la gastes sabiamente y, sobre todo, que no llegues al punto en el que te sientas drenado emocional y físicamente. ¿Cómo lograrlo?
- Toma nota de lo que te agota. Comprender qué situaciones y factores suelen agotar tu batería social podrá ayudarte a minimizar su impacto. Por ejemplo, si los eventos multitudinarios te drenan, puedes intentar evitarlos eligiendo formatos más pequeños con los que te sientas más cómodo.
- Planifica tiempo solo para ti. Descubre cuáles son las actividades que te ayudan a recargar energía, ya sea leer, escuchar música, dar un paseo en la naturaleza o dedicarte al dolce far niente. Y reserva tiempo en tu agenda para ellas. Lo ideal es que estés al menos media hora al día en soledad para que puedas conectar contigo mismo.
- Establece límites y aprende a decir “no”. Comienza por reconocer tus límites para que no los sobrepases. Y si estás agotado, no te sientas culpable por anteponer tus necesidades y rechazar ciertos compromisos. Tienes derecho a tener tiempo para ti y a establecer límites saludables que te permitan cuidarte y preservar tu energía.
- Sé más selectivo. Tu tiempo y tu energía son limitados, así que gástalos sabiamente. En vez de la cantidad, céntrate en fomentar interacciones sociales de calidad. Elige mejor los eventos a los que asistirás, los compromisos que contraes y las personas con quien pasas tu tiempo. Así podrás conservar tu batería social para los momentos más valiosos y significativos.
- Desconéctate de la tecnología. Las interacciones cara a cara no son las únicas que agotan tu batería social. Las redes sociales y la infoxicación también consumen una gran cantidad de recursos, haciendo que estés permanentemente pendiente de lo que ocurre. Por tanto, si realmente quieres relajarte y recargar las pilas, guarda tus dispositivos y desconéctate hasta que te sientas renovado. Ese descanso también será muy beneficioso para tu salud mental.
Por último, recuerda que aunque la batería social sea una figura metafórica para explicar un fenómeno complejo, sus consecuencias psicológicas y físicas son muy reales. Todo el mundo tiene límites, lo cual significa que es normal que no siempre estemos disponibles. No tienes que llegar a todo, a veces te necesitas.
Referencias Bibliográficas:
Elfering, A. et. Al. (2021) Battery Discharge from Monday to Friday: Background Social Stress at Work is Associated with more Rapid Accumulation of Fatigue. Sleep Vigilance; 5: 49–60.
Leikas, S. & Ilmarinen, V. (2016) Happy Now, Tired Later? Extroverted and Conscientious Behavior Are Related to Immediate Mood Gains, but to Later Fatigue. Journal of Personality; 85(5): 603-615.
Vilma corina Caminoa dice
excelentes artículos !! gracias!!
Jennifer Delgado dice
Hola Vilma,
Gracias por tu retroalimentación, me alegra que te gusten los artículos.