
Calcetines sucios en el suelo, por enésima vez. Mensajes de texto a la hora de la cena. Dejar los platos sucios en el fregadero. Olvidarse de sacar la basura… Esas son tan solo algunos de los pequeños problemas que afrontan las parejas en su día a día. Y quizá sean pequeños, pero cuando se acumulan, llegan a convertirse en grandes obstáculos en una relación. Entonces, ¿cómo resolver esas pequeñas molestias sin dañar la relación?
¿Cómo dejar de discutir por todo con mi pareja?
Es importante tener en cuenta que las discusiones son una parte natural de cualquier relación, pero cuando se convierten en la norma, pueden causar estragos en la conexión emocional y arruinar la felicidad. Si te encuentras en un ciclo constante de discusiones con tu pareja, será mejor que te esfuerces por solucionarlo de manera asertiva.
1. Llegar al fondo del problema
Generalmente los pequeños roces cotidianos no son el problema, sino lo que representan; o sea, lo que simboliza esa acción para nosotros. Podemos percibir que ese despiste u olvido es una muestra de falta de respeto o desconsideración, por ejemplo. Las discusiones de pareja por tonterías en realidad se deben a una creencia de fondo o una necesidad emocional insatisfecha. Por tanto, hay que mirar más allá de esos platos sucios o el olvido del aniversario para intentar comprender qué nos molesta realmente.
2. ¿Realmente te molesta tanto?
A veces hay que elegir qué batallas luchar. No vale la pena enfadarse por todo o permitir que cualquier cosa nos arruine el día. Antes de ponerte a discutir por todo con tu pareja, pregúntate si realmente te molesta tanto o es tan importante como para perder la calma. A veces creamos una tormenta en un vaso de agua. Da un paso atrás y recuerda que tú y tu pareja sois dos personas diferentes. Quizá su manera de hacer las cosas no coincida con la tuya, pero eso no significa necesariamente que sea errónea. ¿Puedes tolerarla sin hacer un drama?
3. Utiliza un enfoque suave
Si realmente no puedes dejar pasar el incidente, evita enfadarte. No resolverás nada. Solo complicarás aún más la situación y alejarás la solución. Por tanto, aborda lo que te molesta con una actitud más calmada, sin atacar a tu pareja. Así evitarás que se ponga a la defensiva. Puedes decirle: «sé que en estas semanas has estado trabajando mucho y realmente lo aprecio, pero me molesta cuando no recoges tu ropa. Solo tardarás unos segundos y podremos tener la casa más organizada».
4. Sé paciente
No esperes un milagro de la noche a la mañana. Los malos hábitos tardan en corregirse. Por tanto, será conveniente que te armes de paciencia y te prepares para las «recaídas». Quizá tengas que recordarle a tu pareja lo que no te gusta. Hazlo sin atacar.
5. Practica la escucha activa
Es importante escuchar empáticamente a tu pareja e intentar entender su punto de vista. ¿Por qué hace eso que tanto te molesta? Es probable que descubras que no era plenamente consciente del impacto que ese comportamiento tenía en ti. También puede ser una ocasión para preguntarle las cosas de ti que te gustaría que cambiarás. Presta atención a las palabras de tu pareja, muestra un interés auténtico y valida sus sentimientos.
6. Enfócate en los sentimientos que cuentan
Cuando algo te molesta, es casi inevitable que aparezcan la ira, la frustración o la irritación. Pero debes recordar que esos no son los sentimientos más importantes. Los sentimientos más relevantes en tu relación de pareja es precisamente el cariño y el amor. La ira a menudo te impide notarlos, pero están en el fondo. Por tanto, antes de discutir, recuerda cuanto quieres a tu pareja. Te servirá para aflorar las emociones que os unen, en vez de focalizaros en lo que os separa.
Y si la conversación se vuelve intensa, tomad un descanso. Respira profundamente y cálmate. A veces, un breve descanso de unos 20 minutos puede enfriar los ánimos y aclarar las ideas.
7. Mira más allá de esa pequeña molestia
La logística del día a día puede pasar una gran factura a las relaciones. A menudo el cansancio, el estrés y las obligaciones cotidianas te empujan a discutir por todo con tu pareja. Sin embargo, es importante mantener la perspectiva. No te obsesiones con esas pequeñas cosas y mira más allá: recuerda lo que os une. Aprecia las cosas positivas de tu pareja y de tu relación. La gratitud puede ayudar a contrarrestar la negatividad y fortalecer el vínculo emocional.
Por último, pero no menos importante, puede ser conveniente establecer una serie de normas y responsabilidades en casa, de manera que cada quien tenga claro lo que espera el otro. Dar estructura al día a día os ayudará a fluir mejor y evitar discusiones intrascendentes.
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