¿Alguna vez alguien a quien apenas conocías – un vecino, colega de trabajo o incluso un compañero de vuelo – te ha contado todas sus penas hasta el punto de dejarte drenado emocionalmente?
Si te ha ocurrido, debes saber que existe una diferencia sustancial entre el desahogo emocional que tiene un efecto catártico y la tendencia a descargar traumas sobre los demás, un fenómeno que en inglés se conoce como trauma dumping.
Desahogo tóxico, personas que abruman con sus problemas
El acto de volcar los traumas va más allá de una simple confidencia. Es una especie de “desahogo tóxico” en el que alguien descarga de manera inesperada su trauma psicológico en otra persona, compartiendo un exceso de información y emociones que resulta inapropiado para el tipo de relación que existe.
En muchos casos se comparten de manera incontrolada sentimientos de ira, resentimiento o tristeza acumulados, hasta el punto de agobiar y superar a quien escucha ya que en realidad lo que se intenta es transferir el peso del dolor y la responsabilidad. Por tanto, se establece una relación marcada por un desequilibrio y una falta de reciprocidad importantes.
La persona que escucha ese desahogo tóxico se convierte en una especie de «vertedero emocional», por lo que puede sentirse completamente desbordada, sobre todo si carece de los recursos psicológicos necesarios para gestionar esa avalancha de problemas, quejas y sentimientos. Es normal que acabe agotada, frustrada y estresada mientras se pregunta: «¿tengo que escuchar todo esto? ¡¿Qué le digo?!«.
Objetivo: deshacerse de la responsabilidad
En “El existencialismo es un humanismo”, Sartre cuenta la historia de un estudiante que acudió a él en busca de consejo durante la ocupación nazi de Francia.
“Su padre se había peleado con la madre y tendía al colaboracionismo; su hermano mayor había sido asesinado en la ofensiva alemana de 1940, y este joven, con sentimientos un poco primitivos, pero generosos, quería vengarlo. Su madre vivía sola con él muy afligida por la semi traición del padre y por la muerte del hijo mayor, y su único consuelo era él. Este joven tenía, en ese momento, la elección de partir para Inglaterra y entrar en las Fuerzas francesas libres -es decir, abandonar a su madre- o bien de permanecer al lado de su madre, y ayudarla a vivir”.
Sartre argumentó que el estudiante en realidad no quería un consejo, sino que le dijera qué debía hacer. Se dio cuenta de que aquel joven estaba cargando “la entera responsabilidad del desciframiento. El desamparo que implica que elijamos nosotros mismos nuestro ser”. Por tanto, su principal objetivo al pedirle su opinión en realidad era transferir la responsabilidad de la decisión.
Asimismo, muchas personas nos cuentan sus problemas para que decidamos por ellas y les demos una solución. No se limitan a desahogarse emocionalmente, no buscan un oído comprensivo sino a alguien que se ocupe de sus dificultades. Desean trasladar la carga, la responsabilidad y la ansiedad de la elección sobre los demás. Y eso, obviamente, no es justo.
No solo es injusto, sino que tampoco es saludable. Primero, porque la persona abdica de su poder para tomar decisiones, probablemente asumiendo un papel de víctima que la condena a la pasividad y la impotencia. Segundo, porque obliga al oyente a encarnar un papel que no le corresponde y le hace sentir profundamente incómodo.
¿Una cuestión de niveles de amistad?
Las amistades son complicadas. De hecho, el término “amigo” muchas veces se utiliza indiscriminadamente para referirse a meros compañeros de trabajo o de escuela, vecinos o incluso amigos de nuestros amigos a quienes prácticamente no conocemos de nada.
Aristóteles argumentó que existen tres tipos de amistad: los amigos por placer que nos hacen reír y de cuya compañía disfrutamos, los amigos útiles, que tienen un motivo instrumental y existen para un propósito compartido, así como los amigos virtuosos o verdaderos, que son esos que quieren lo mejor para ti y están a tu lado en las buenas y las malas.
En la mayoría de los casos de desahogo tóxico, la persona descarga sus problemas porque malinterpreta el tipo de conexión. Puede que se sienta cercana a nosotros o le inspiremos confianza, pero nosotros no percibimos esa intimidad. Por tanto, la avalancha emocional nos toma por sorpresa, obligándonos a asumir de repente un rol para el que no estábamos preparados ni dispuestos.
De hecho, una diferencia importante entre el mero desahogo emocional y la descarga de trauma es el nivel de conciencia de ambas partes.
- El desahogo se produce cuando compartimos nuestras frustraciones con alguien en quien confiamos para reducir nuestro nivel de estrés. De hecho, muchas veces solo tiene una acción catártica ya que no buscamos soluciones sino validación emocional. En este caso, somos conscientes de lo que compartimos y de que nos estamos desahogando. Y no es extraño preguntarte al otro: “¿puedo desahogarme contigo durante cinco minutos?”. En el desahogo emocional no se produce una transferencia de responsabilidad.
- La descarga del trauma ocurre cuando compartimos un exceso de información personal e íntima sin el consentimiento de la otra persona o en momentos inapropiados. No tenemos en cuenta cómo esas palabras afectarán a quien las escucha y pretendemos que nos dé soluciones, trasladando nuestra responsabilidad sobre sus hombros. Por tanto, a menudo es percibido como una invasión del otro.
¿Cómo lidiar con los desahogos tóxicos?
Ante todo, es importante recordar que la descarga del trauma no es la mejor manera para afrontar los problemas. No ayuda a la persona que lo está pasando mal y pone en aprietos a quien la escucha.
Por supuesto, es natural que cuando tengamos un mal día o atravesemos un período difícil, necesitemos recurrir a alguien. Desahogarse forma parte del procesamiento de las emociones negativas, pero debemos prestar atención con quién, cómo y con qué objetivos lo hacemos. Atiborrar a los demás, sobre todo si apenas los conocemos, con nuestros problemas – y encima intentar transferir nuestra responsabilidad en la búsqueda de una solución – no es maduro ni constructivo.
Por otra parte, si te encuentras en una situación incómoda en la que alguien te usa para descargar sus traumas y responsabilidades, lo mejor es establecer límites claros. Si no es un buen momento, hazlo saber. Y si crees que no puedes ayudarlo, también. No te sientas obligado a cargar con las responsabilidades afectivas de quien no quiere responsabilizarse por sus propias emociones.
Fuentes:
Thomson, (2024) Is there anything wrong with trauma dumping? En: Big Think.
Giraldo, G. & Huertas, O. (2018) Tipos de amistad según Aristóteles: diferencias entre la amistad por placer, por utilidad y la amistad verdadera. Revista Espacios; 39(06): 25.
Sartre, J. P. (2006) El existencialismo es un humanismo. Barcelona: Edhasa.
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