
¿A veces te sientes más irritable, ansioso o cansado que de costumbre y sin una razón aparente? Quizá la causa no sea tan profunda o compleja como imaginas. Quizá no tengas que rebuscar en tu inconsciente buscando algún conflicto latente o trauma oculto. El problema podría ser la hidratación del cerebro y la solución podría ser tan sencilla como prestar más atención a la cantidad de agua que estás bebiendo porque tu salud mental también depende de ello. Y no es una exageración.
En un mundo en el que hablamos continuamente de cuidar la salud mental, seguimos pasando por alto un factor tan esencial como el agua. No solo es vital para tu cuerpo, también es crucial para nuestra mente. Pero como casi nadie nos lo recuerda, solemos obviar su influencia. Spoiler: tu cerebro no será muy feliz.
El cuerpo pide agua, la mente también
Antes de lanzarte a buscar la próxima meditación guiada para reencontrar tu epicentro, pregúntate: ¿hoy he bebido suficiente agua? Porque tu cerebro, como cualquier otro órgano, necesita estar hidratado para funcionar bien. Y si no lo está, las consecuencias no tardarán en notarse.
El problema es que muchas veces malinterpretamos esas señales.
Creemos que estamos “estresados” por un trabajo exigente, porque tenemos mil tareas pendientes o porque hemos discutido con alguien. Y sí, puede ser. Pero si encima no estamos bien hidratados, todo se amplifica. Un pequeño problema se siente como una tragedia. Un comentario neutro se vive como un ataque. Una tarea sencilla parece una montaña. ¿Te suena?
Un estudio realizado en la Universidad de Valladolid encontró una correlación entre la deshidratación leve y la ansiedad. De hecho, más del 90% de los participantes no bebían suficiente agua para reponer la que perdían a lo largo del día. De ellos, alrededor del 97% presentó niveles de ansiedad rasgo superiores al 85%.
Curiosamente, los investigadores señalaron que “los participantes informaron sentirse más tranquilos y alertas inmediatamente después de beber agua”. Sus resultados, en línea con otras investigaciones, sugieren que la hidratación puede afectar la función neuronal y nuestro estado de ánimo.
De hecho, otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Isfahán constató que no beber suficiente agua (menos de dos vasos al día) está relacionado con un mayor riesgo de desarrollar depresión y ansiedad. Por otra parte, investigadores franceses también confirmaron que la hidratación influye directamente en nuestro nivel de satisfacción, calma y estado emocional.
Las consecuencias para la salud mental de no beber suficiente agua
El cerebro está compuesto en gran parte por agua (el 75%, para ser exactos). Por tanto, la necesita para realizar muchas de sus funciones básicas, desde regular la temperatura corporal hasta mantener la concentración, transmitir los impulsos nerviosos o regular las emociones.
Cuando no estás bien hidratado, tus niveles de cortisol (la hormona del estrés) aumentan. Eso no solo genera un estado de hiperactivación, sino también de incomodidad y nerviosismo. Además, se ha apreciado que varía la disponibilidad plasmática de algunas hormonas, como la norepinefrina, que desempeña un rol importante en la depresión.
De hecho, basta un descenso de la hidratación del 1% para que las funciones cognitivas como la atención, la memoria a corto plazo y el pensamiento se deterioren aproximadamente un 5%.
¿La trampa? La sensación de sed no aparece hasta que estamos entre un 1 – 2% deshidratados. Pero en ese momento, la deshidratación ya ha comenzado a pasarle factura a nuestra mente y estado de ánimo. Por tanto, lo ideal es que bebas aunque no tengas mucha sed, para asegurarte de mantener un nivel adecuado de hidratación. Tu cerebro te lo agradecerá.
Un último recordatorio
A veces buscamos soluciones complejas a problemas simples. Si estás de bajón, con ansiedad, te sientes irritable o tienes niebla mental que te impide pensar con claridad, revisa primero lo básico. Come bien, duerme lo suficiente y… bebe agua. Porque tu bienestar emocional no depende solo de tus pensamientos. También podría estar en tu botella de agua.
¿Parece demasiado simple? Tal vez. Pero si no sueles beber mucho, quizá no necesites un terapeuta sino algo mucho más simple: un vaso de agua – o varios.
Referencias Bibliográficas:
Castro-Alija, M. J. et. Al. (2023) Association between Anxiety Status and Hydration Status in Spanish University Students. Nutrients; 16(1): 118.
Zhang, N. et. Al. (2019) Effects of Dehydration and Rehydration on Cognitive Performance and Mood among Male College Students in Cangzhou, China: A Self-Controlled Trial. Int J Environ Res Public Health; 16(11): 1891.
Haghighatdoost, F. et. Al. (2018) Drinking plain water is associated with decreased risk of depression and anxiety in adults: Results from a large cross-sectional study. World J Psychiatry; 8(3): 88-96.
Pross, N. et. Al. (2014) Effects of changes in water intake on mood of high and low drinkers. PLoS One; 9(4): e94754.
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