Cyril N. Parkinson fue un historiador británico que en la década de 1950 se dedicó a estudiar el sistema burocrático de Inglaterra. Descubrió que a medida en que el imperio perdía relevancia, aumentaba el número de empleados públicos. Constató que la burocracia aumentaba en un 5-7% anual, con independencia de la cantidad de trabajo que se debía hacer.
Así delineó las universalmente conocidas leyes de Parkinson, una de las cuales indicaba que “el trabajo se expande hasta llenar el tiempo del cual se dispone para su realización”. Sin embargo, también detectó otra tendencia igual de importante para el funcionamiento de la sociedad, las empresas e incluso los propios individuos, a la que bautizó como “Ley de la Trivialidad”.
¿Qué postula la Ley de Parkinson de la Trivialidad?
En su libro de 1957 “Parkinson’s Law, and Other Studies in Administration”, menciona a un comité corporativo ficticio que tiene la tarea de abordar tres temas: 1. la construcción de un gran reactor nuclear, 2. la construcción de un pequeño cobertizo para bicicletas y, 3. El presupuesto anual de café para las reuniones recurrentes.
El reactor es un asunto complejo, que pocos miembros del comité entienden, por lo que no se sienten cómodos discutiendo sobre ello y lo aprueban rápidamente después de apenas dos minutos y medio.
Luego pasan al siguiente elemento de la lista, pero como quieren sentir que han hecho una contribución importante al proyecto, deciden dejar su huella en algo que pueden entender mejor: el aparcamiento para bicicletas. Este es un tema que muchos de ellos entienden, por lo que pierden el tiempo discutiendo sobre el material con el que se debe construir el techo o el diseño del espacio. Finalmente, después de cuarenta y cinco minutos, y tras haber encontrado formas de ahorrar una pequeña cantidad de dinero para construir el cobertizo para bicicletas, concluyen con una sensación de logro.
A continuación, pasan al último elemento de la lista: el presupuesto anual para el café. Es obvio que resulta el asunto menos importante de su agenda, pero también el más fácil de comprender, de manera que también participan todos, incluso aquellos que no opinaron sobre el aparcamiento para bicicletas. Como resultado, pierden casi una hora en este asunto.
La Ley de la Trivialidad, también conocida como bikeshedding (aparcamiento de bicicletas), describe nuestra tendencia a dedicar una cantidad de tiempo desproporcionada a asuntos menores y triviales mientras desatendemos los temas verdaderamente importantes. Implica, asimismo, dar un peso desproporcionado a las tareas y preocupaciones nimias mientras ignoramos los problemas trascendentales o significativos.
Los efectos sistémicos de ignorar lo importante
La Ley de la Trivialidad es la causa por la que muchos negocios fracasan y de esas reuniones de trabajo interminables e ineficaces. También es el motivo por el que muchas cosas importantes no funcionan como deberían en la sociedad, ya que prestamos más atención a los aspectos intrascendentes y nos esforzamos más en aquello que no marcará una gran diferencia mientras pasamos de puntillas por lo que realmente puede hacer que todo funcione mejor para todos.
Sin embargo, la Ley de la Trivialidad no se limita a las empresas o la sociedad, también tiene un enorme impacto en nuestra vida cotidiana. Cuando caemos en su trampa, gastamos una enorme cantidad de energía en asuntos que no marcan una diferencia real en nuestra vida. Podemos estar muy ocupados, pero realmente no avanzamos. Eso nos genera frustración y nos deja drenados emocional e intelectualmente, pero sin movernos apenas del punto de partida.
Nuestra tendencia a enfocarnos en cuestiones triviales nos lleva a operar en un nivel subóptimo porque no somos capaces de distribuir nuestro tiempo y energía de manera eficiente. Eso hace que tardemos más en tomar decisiones importantes y que dejemos desatendidos los problemas críticos durante mucho tiempo, lo cual a menudo permite que sigan creciendo.
¿Por qué nos enfocamos en lo intrascendente?
Existen dos tendencias humanas que explican la Ley de la Trivialidad:
- Miedo a lo desconocido. Cuando tenemos que enfrentar un gran problema o tomar una decisión significativa, es normal que aparezca cierta resistencia. La incertidumbre que acarrea ese tipo de escenarios o simplemente nuestro desconocimiento nos hace sentir que estamos lanzándonos sin paracaídas, por lo que inconscientemente tendemos a postergar esos asuntos lo más que podamos. De hecho, muchas veces no los abordamos hasta que la vida nos coloca entre la espada y la pared.
- Búsqueda de seguridad. Todos tenemos la tendencia a buscar certezas. Nos sentimos infinitamente más cómodos en entornos que nos resultan familiares que en contextos nuevos por explorar. Concentrarnos en los pequeños detalles, esos que conocemos y que están bajo nuestro control, nos devuelve la sensación de seguridad y nos hace creer que todo va bien. Por ese motivo, muchas veces preferimos enfocarnos en lo más pequeño e intrascendente mientras obviamos lo que nos desestabiliza o que no podemos controlar en su totalidad.
Obviamente, el hecho de que esta tendencia tenga una explicación psicológica no significa que siempre sea positiva.
Las 3 claves para escapar de las redes de la trivialidad
No hay nada de malo en prestar atención a los detalles, pero siempre que no descuidemos los aspectos más relevantes. De hecho, si el problema es complejo o nos genera mucho estrés, podemos ir gestionándolo poco a poco, comenzando por las partes que podemos controlar, aunque sean más intrascendentes. Sin embargo, no debemos perder de vista la decisión importante.
Para escapar de la Ley de la Trivialidad y evitar que las tareas, preocupaciones y cosas insignificantes nos arrastren, es conveniente:
- Identificar las situaciones que más resistencia provocan. Según el equipaje emocional que arrastres y los recursos psicológicos con los que cuentes, te costará más abordar algunos temas que otros. Conocer las áreas en las que te cuesta tomar decisiones es el primer paso para comprender que es precisamente en ellas en las que debes invertir más recursos.
- Fijar límites temporales. Una estrategia para escapar de la Ley de la Trivialidad consiste en determinar límites de tiempo. No basta con plantearte el objetivo de resolver determinado problema, debes especificar cuándo lo harás y cuánto tiempo te tomará. De esta manera reducirás las probabilidades de sabotearte o alargar indefinidamente la toma de decisiones.
- Aprender a priorizar. A menudo cometemos el error de confundir lo urgente con lo importante, de manera que podemos pasar gran parte de nuestra jornada apagando fuegos mientras descuidamos aquello que realmente marca la diferencia. Por tanto, si quieres recuperar tu focus y realmente avanzar en la vida, necesitas aprender a priorizar y centrarte en el cuadro global.
No dejes que el miedo a lo desconocido o la magnitud de la tarea te paralicen, haciendo que pierdas un tiempo y una energía preciosos en tareas que a la larga no aportan mucho. Si no tienes claro si has perdido el norte, pregúntate: “¿debería dedicar tantos recursos a esto?”. Si la respuesta es un “no”, significa que probablemente te estás yendo por las ramas, así que reestructura lo que estás haciendo para darle cabida a esas cosas realmente importantes que pueden empujarte en la dirección que deseas.
Referencia Bibliográfica:
Prkinson, C. N. (1957) Parkinson’s Law, and Other Studies in Administration. Houghton Mifflin Harcourt: Boston.
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