
El trastorno de la personalidad dependiente se caracteriza por una necesidad de larga data de recibir atención y el miedo a ser abandonados por las personas significativas. Ese temor hace que la persona desarrolle comportamientos dependientes y sumisos mediante los cuales intenta mantener atados a los demás. Sin embargo, a menudo esa actitud tiene el efecto opuesto: los aleja porque son percibidos como demasiado «pegajosos» o «asfixiantes».
Las personas con trastorno de la personalidad dependiente a menudo se caracterizan por el pesimismo y la duda, tienden a menospreciar sus capacidades y cualidades, y pueden referirse constantemente a sí mismos como «estúpido» o «tonto». De hecho, asumen las críticas y la desaprobación como prueba de su inutilidad y pierden la confianza en sí mismos.
Debido a que buscan continuamente el cuidado de los demás, el área laboral puede verse afectada, sobre todo si se requiere iniciativa e independencia. Por ese motivo, pueden evitar los puestos de responsabilidad y sentir ansiedad cuando tienen que enfrentarse a la toma de decisiones. A menudo sus relaciones sociales también se limitan a las pocas personas que conoce y de las que es dependiente.
Los síntomas del trastorno de personalidad por dependencia
Este trastorno se caracteriza por un miedo generalizado a perder a los demás, que conduce a «aferrarse a las personas». Por lo general se manifiesta en la adultez temprana, pero los síntomas se aprecian mucho antes:
- Dificultad para tomar decisiones cotidianas sin recibir la guía y aprobación de otros.
- Necesidad de que los demás asuman la responsabilidad en la mayoría de las áreas de su vida.
- Dificultad para expresar el desacuerdo con los demás por miedo a la pérdida de apoyo o aprobación.
- Problemas para iniciar proyectos o para hacer las cosas por sí mismo, generalmente debido a la falta de autoconfianza.
- Traspasar límites en la búsqueda del cuidado y el apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para realizar tareas más desagradables.
- Sensación de desamparo cuando está solo debido a los temores exagerados de ser incapaz de cuidar de sí mismo.
- Pasar de una relación a otra con urgencia ya que las necesita como fuente de atención y apoyo.
- Preocupación excesiva por no poder cuidar de sí mismo o no poder lograr nada en la vida.
Al igual que el resto de los trastornos de la personalidad, la persona debe tener al menos 18 años para poder ser diagnosticada por un psicólogo o psiquiatra. Cabe aclarar además que este trastorno suele disminuir con el paso del tiempo, aunque algunas personas experimentan los síntomas más agudos alrededor de los 40 y 50 años.
¿Qué causa este trastorno mental?
Los investigadores no conocen a ciencia cierta las causas del trastorno de personalidad dependiente, aunque generalmente se acepta la teoría biopsicosocial que hace referencia a factores biológicos y genéticos, sociales y psicológicos.
De hecho, la influencia genética no se puede descartar puesto que se ha observado una tendencia a que esta afección se presente en familias con antecedentes de trastornos de personalidad o de otros trastornos mentales. A nivel neurobiológico también se han encontrado que ciertas diferencias en la estructura y funcionamiento del cerebro, como alteraciones en la actividad de las áreas relacionadas con la toma de decisiones y la regulación emocional, por lo que podrían aumentar la predisposición al trastorno de personalidad dependiente.
Además, se ha sugerido que experiencias tempranas de abandono o negligencia pueden contribuir al desarrollo de este problema, ya que podrían llevar a una percepción de inseguridad y a la búsqueda constante de apoyo externo. De hecho, los niños que han sufrido enfermedades físicas graves o crónicas o que han experimentado ansiedad de separación pueden ser más propensos a desarrollar en la edad adulta esa relación dependiente y el temor a ser abandonados.
Por otra parte, se ha apreciado que una cultura que enfatice la sumisión y la dependencia podría fomentar la aparición de este trastorno. Las experiencias de victimización o abuso en la infancia pueden contribuir a la formación de patrones de relación dependientes en la edad adulta.
Esto sugiere que no existe un único factor responsable sino que es un trastorno de naturaleza compleja, aunque se conoce que existe un ligero aumento del riesgo de este trastorno se » transmita a los hijos.
¿Cuál es el tratamiento del trastorno de la personalidad dependiente?
Muchas personas con trastorno de personalidad dependiente no buscan tratamiento hasta que el problema comienza a interferir de manera significativa en su vida cotidiana o en la de los demás, que son quienes suelen instarle a pedir ayuda psicológica.
Hay que tener en cuenta que estas personas suelen necesitar mucha atención, valoración y contacto social, aunque generalmente no se presentan de forma dramática como quienes padecen un trastorno de la personalidad histriónico. De hecho, hay que establecer límites claros porque en ocasiones las necesidades de esa persona pueden ser tan grandes y abrumadoras, que intentará poner a prueba los límites del marco establecido para la terapia, por lo que no es extraño que los psicólogos terminen sufriendo síndrome de burnout.
Una explicación clara al inicio de la terapia sobre cómo es el tratamiento, incluyendo el análisis de los tiempos y las necesidades apropiadas de contacto con el terapeuta entre sesiones es de vital importancia. No obstante, esa actitud dependiente muchas veces hace que asuman una actitud pasiva en su tratamiento, lo cual puede retrasar la psicoterapia, que es el tratamiento de elección en estos casos.
También se debe considerar que muchas de estas personas presentan una serie de síntomas físicos o somáticos. Si bien se pueden recetar medicamentos para aliviar esos síntomas, es necesario darle seguimiento para asegurarse de que no abusa de ellos. En general, las quejas físicas no se deben minimizar o ignorar, pero tampoco ser alentadas ya que el mejor lugar para tratarlas no es la consulta del psicólogo, sino en el médico.
En sentido general, la psicoterapia se centrará en aumentar su eficiencia para que la persona sea más autónoma en su día a día. Por ese motivo, el enfoque psicoterapéutico más eficaz suele ser el centrado en soluciones para los problemas específicos que el paciente está experimentando.
En la terapia se abordarán las cogniciones erróneas del paciente y las emociones que estas generan sobre la falta de confianza, por ejemplo. También se puede recurrir al entrenamiento en asertividad y otros enfoques conductuales de eficacia demostrada para ayudar a las personas con este trastorno
No obstante, hay que considerar que la terapia a largo plazo, que es ideal para muchos trastornos de la personalidad, está contraindicada en este caso ya que reforzaría la relación de dependencia con el terapeuta.
E. La terapia de grupo también puede ser útil , aunque se debe utilizar para asegurar que el paciente no utiliza grupos para mejorar las relaciones de dependencia existentes o nuevos . Relaciones de dependencia Desafiando el cliente tiene con otras que pueden ser poco saludables para el cliente deben ser evitados generalmente en el inicio de la terapia. Como avanza la terapia , estos desafíos pueden ocurrir , pero debe hacerse con cuidado , la moderación debe ser utilizado si la persona no está dispuesta a renunciar a estas relaciones no saludables.
La terminación de la terapia con una persona que tiene este trastorno es un problema muy importante a considerar. Mientras que la terminación debe ser siempre una decisión conjunta entre el clínico y el cliente , las personas con este trastorno a menudo no saben » cuánto es suficiente » terapia . El terapeuta , por lo tanto , puede que tenga que presionar al paciente hacia el fin de la terapia. A medida que el final de los enfoques de terapia , el paciente es probable que volver a experimentar la sensación de inseguridad , la falta de confianza en sí mismo , el aumento de la ansiedad y tal vez incluso la depresión . Esto puede ser la típica de las personas con este trastorno que termina la terapia y debe ser tratada de manera apropiada. El médico no debe permitir que el paciente utilice estos nuevos síntomas , sin embargo, como una forma de prolongar la terapia actual . El objetivo es poner fin a una relación en un momento y de manera acordada . El cliente debe ser reforzada por los avances positivos realizados en la terapia y animó a explorar su autonomía recién descubierta o una mejor gestión de sus sentimientos de ansiedad .
Medicamentos
Al igual que con todos los trastornos de la personalidad , los medicamentos se deben prescribir solamente para los problemas específicos que sufren las personas. Abuso de drogas y la sobredosis de sedantes es frecuente en esta población y deben ser prescritos con precaución adicional. Los agentes anti -ansiedad y los antidepresivos deben ser prescritos sólo cuando hay un diagnóstico claro del Eje I en combinación con el trastorno de la personalidad . Los médicos deben resistir la tentación de prescribir en exceso a una persona con este trastorno, ya que a menudo se presentan con múltiples quejas físicas o ansiedad. La ansiedad , en este caso es claramente situacional – relacionada y la medicación en realidad puede interferir con el tratamiento psicoterapéutico efectivo.
Dar a cualquier individuo con una personalidad o trastorno mental un fármaco placebo por su valor percibido por el paciente es éticamente cuestionable. Los médicos rara vez tienen necesidad de prescribir una vitamina u otra sustancia no psicoactivo menos que la condición médica de un paciente indica claramente. Cuando se hace este tipo de prescripción , que se debe hacer con el claro entendimiento de lo que está siendo recetada. Cualquier sugerencia indirecta de que tal medicación le ayudará a una persona a superar sus sentimientos de inseguridad , insuficiencia, necesidad de dependencia , etc deben ser evitados. Un medicamento no se debe prescribir a causa de sus efectos «mágicos» , y los medicamentos más caros no se debe prescribir sobre medicamentos menos caros sólo porque son » más reciente. » Las recetas deben ser siempre escritas para una medicación específica , debido a la investigación que sugiere su eficacia con la queja médica específica del paciente o trastorno mental diagnosticada y la evitación de efectos secundarios intolerables .
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