Esta afección se caracteriza por un patrón de larga data de búsqueda de atención y emotividad extrema. La persona con trastorno de la personalidad histriónico quiere ser el centro de atención en cualquier sitio y se siente incómoda cuando no lo logra.
Aunque a menudo se muestra animada e interesante, en otras ocasiones se vuelve dramática y se deprimen cuando los demás no se centran exclusivamente en ellos. De hecho, pueden llegar a ser muy provocativas en su intento de llamar la atención, algo que termina siendo agotador para los demás.
Sin embargo, al mismo tiempo suelen presentar dificultades para alcanzar la intimidad emocional en sus relaciones. Sin ser consciente de ello, a menudo asumen un papel de víctimas, princesas o príncipes en sus relaciones con los demás. En ocasiones, los demás las perciben como poco profundas, aunque también pueden ser muy manipuladoras.
Las personas con trastorno histriónico de la personalidad pueden anhelar la novedad, la estimulación y la excitación y tienen una tendencia a aburrirse con la rutina del día a día. A menudo son intolerantes, intransigentes o se frustran con facilidad cuando no se satisfacen inmediatamente sus deseos.
Aunque a menudo inician un trabajo o proyecto con gran entusiasmo, van perdiendo el interés rápidamente. De hecho, suelen descuidar sus relaciones a largo plazo para dejar espacio a nuevos conocidos, por lo que al final no logran conectar a un nivel profundo con nadie.
Los síntomas del trastorno de la personalidad histriónico
Este trastorno es más frecuente en mujeres que en hombres, afectando aproximadamente al 2-3% de la población general. Se manifiesta en diferentes contextos y se caracteriza por:
- Incomodidad en situaciones en las que no es el centro de atención.
- Las interacciones están marcadas por un comportamiento seductor o inapropiado.
- Cambios afectivos rápidos y una expresión superficial de las emociones.
- Usar la apariencia física para llamar la atención.
- Discurso excesivamente expresivo, pero carente de detalles.
- Tendencia al drama y la teatralidad exagerando las emociones.
- Altamente sugestionable, de manera que se deja influenciar por los demás o las circunstancias.
- Considera que las relaciones son más íntimas y cercanas de lo que en realidad son.
Cabe aclarar que, al igual que ocurre con todos los trastornos de la personalidad, la persona debe tener al menos 18 años para poder recibir este diagnóstico. No obstante, lo habitual es que disminuya su intensidad con la edad, a pesar de que muchas personas experimentan algunos de los síntomas más extremos entre los 40 y 50 años.
¿Qué causa este trastorno?
A día de hoy, no se conoce a ciencia cierta la causa del trastorno histriónico de la personalidad. Existen muchas teorías, pero la mayoría de los profesionales se suscribe a un modelo biopsicosocial en el que se entremezclan factores biológicos y genéticos, sociales y psicológicos.
Desde una perspectiva biológica, se han observado diferencias en la estructura y función del cerebro en las personas que padecen este trastorno, particularmente en regiones asociadas con el procesamiento emocional y la regulación de la atención. Además, desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina y la dopamina podrían contribuir a la expresión de los síntomas característicos.
A nivel genético, se ha sugerido que la predisposición hereditaria juega un papel en la susceptibilidad al trastorno de personalidad histriónico. Estudios realizados con gemelos han encontrado una mayor relación de este trastorno entre gemelos monocigóticos (idénticos) que en gemelos dicigóticos (no idénticos), lo que sugiere una influencia genética en su desarrollo.
Los factores ambientales también desempeñan un papel importante. Experiencias traumáticas durante la infancia, como el abuso emocional, físico o sexual, así como un ambiente familiar disfuncional o sobreprotector, pueden contribuir a su aparición. Modelos parentales de comportamiento excesivamente dramáticos o que buscan constantemente atención también pueden ser determinantes para la adopción de estos patrones de comportamiento.
Esto sugiere que no hay un único factor responsable sino que es un trastorno con una naturaleza compleja.
¿Cuál es el mejor tratamiento para el trastorno histriónico de la personalidad?
Muchas personas con trastorno histriónico de la personalidad no buscan tratamiento, a menos que la afección comience a interferir de manera significativa en su vida o en la de los más cercanos. Por ese motivo, cuando piden ayuda, el trastorno lleva años instaurado.
La psicoterapia es el tratamiento de elección. Generalmente no se recomiendan los enfoques de grupo y terapia familiar ya que la persona que sufre de este trastorno a menudo llama la atención sobre sí mismos y exagera cada acción y reacción. Además, como suelen ver como «falsas» o superficiales sus relaciones con los otros, no siempre son de gran ayuda, al menos durante las primeras fases de la terapia.
En cambio, generalmente es bastante fácil establecer una buena relación terapéutica desde el inicio ya que a menudo estas personas ven al psicólogo o psiquiatra como su «salvador», No obstante, ello implica que le pedirá que resuelva sus problemas cotidianos y le tranquilice. Cada problema generalmente se expresa de forma muy dramática, por lo que es necesario enfocarse en el objetivo de la terapia para no perder el foco.
Debido a las características del trastorno, también será necesario establecer límites en las relaciones y una clara delimitación del marco terapéutico. No obstante, hay que tener en cuenta que en algunas ocasiones estas personas tienen ideas suicidas, por lo que es algo que se debe valorar con regularidad en las sesiones.
Como regla general, la terapia centrada en soluciones a menudo es bastante eficaz. A menudo el tratamiento se enfoca en ayudarlos a explorar sus emociones, sugerirles nuevos comportamientos más adaptativos y abordar las motivaciones inconscientes de sus actos y pensamientos. También hay que ayudar al cliente a examinar las interacciones desde un punto de vista más objetivo y haciendo hincapié en la empatía.
Por último, cabe aclarar que el tratamiento no suele prever el uso de medicación, a menos que aparezcan conductas autodestructivas o perjudiciales.
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