La autoeficacia es uno de los conceptos psicológicos más importantes para sentirnos plenos y, sin embargo, también es uno de los más desconocidos. Sacrificada en el altar de la autoestima, quizá no sepas que si quieren lograr tus metas, sentirte mejor contigo mismos y desarrollar una mayor confianza en tus capacidades, necesitas desarrollar la autoeficacia.
¿Qué es la autoeficacia exactamente?
La autoeficacia son las creencias sobre nuestra capacidad para poner en marcha las conductas necesarias para lograr determinadas metas, según Albert Bandura, el psicólogo que acuñó este término en 1977. Es la confianza en nuestras habilidades para ejecutar un plan dirigido a afrontar una situación particular con éxito.
La definición de autoeficacia, por tanto, refleja la confianza en nuestra capacidad para ejercer cierto control sobre nuestro nivel de motivación, comportamiento y el entorno. Sin embargo, no implica creer que somos “todopoderosos”, sino tan solo confiar en que tenemos las habilidades necesarias para afrontar el desafío de la mejor manera posible.
Para entender mejor el concepto de autoeficacia, piensa en alguna meta que te gustaría alcanzar. ¿Te sientes a la altura? ¿Crees que puedes lograrlo? Si has respondido afirmativamente, tienes un sentido de autoeficacia elevado para ese proyecto. En cambio, si dudas, crees que ese desafío te viene grande o no confías en tus capacidades para conseguirlo, tendrás una percepción de autoeficacia débil.
¿Por qué la autoeficacia es tan importante en la vida?
“Las creencias de las personas sobre sus habilidades tienen un efecto profundo en dichas habilidades. La capacidad no es una propiedad fija, existe una gran variabilidad en el desempeño. Las personas que tienen un sentido de la autoeficacia se recuperan mejor del fracaso y abordan los problemas pensando en cómo gestionarlos en vez de preocuparse por lo que puede salir mal”, escribió Bandura.
¿Qué significa?
Nuestras habilidades no están escritas en la piedra, varían según muchísimos factores, entre ellos, nuestra autoconfianza. Por esa razón, la autoeficacia no solo es esencial a la hora de afrontar una meta, tarea o desafío, sino que incluso puede ser determinante en los resultados que obtengamos. Si creemos que podemos lograrlo, nos esforzaremos más. Por supuesto, no es una garantía de éxito al 100%. Pero si creemos que no podremos lograrlo, las posibilidades de llegar a buen puerto merman bastante e incluso es posible que ni siquiera nos atrevamos a zarpar.
- Aumenta la motivación. Si tienes una autoeficacia elevada te plantearás metas más ambiciosas y te comprometerás más en su consecución. Y es que confiar en que puedes lograrlo aumenta tu nivel de motivación y energía, lo cual te empujará a ser más perseverante.
- Mayor resiliencia. Si te percibes como una persona eficaz, afrontarás mejor la adversidad simplemente porque confías en que, pase lo que pase, podrás salir de ello. No se tratad e un optimismo ingenuo, es probable que seas conscientes de que será difícil, pero también sabes que podrás gestionarlo y adaptarte a la situación, por complicada que sea.
- Menos estrés. La autoeficacia permite gestionar mejor las emociones negativas que normalmente llegan con las situaciones estresantes. La confianza en las propias capacidades evita que se asienten emociones como el miedo o el desconcierto, de manera que te resultará más fácil trazar un plan para solucionar el problema.
- Mejora el rendimiento. Creer en uno mismo termina reflejándose en lo que haces, por lo que a la larga tendrás mejores resultados. Además, las personas con una alta autoeficacia suelen tener una actitud más proactiva, por lo que ven los problemas como oportunidades, en vez de obstáculos.
- Facilita la toma de decisiones. Cuando las emociones no toman el mando, sino que te mantienes al timón, puedes tomar mejores decisiones. Las personas con una alta autoeficacia suelen evaluar de manera más objetiva el contexto, sopesando los pros y contras para asumir riesgos calculados.
Todos esos beneficios conducen a una percepción más positiva de la vida y un mayor bienestar general. La autoeficacia genera una sensación de logro que contribuye a una mayor satisfacción vital y un sentimiento de realización. Es la constatación de que puedes mejorar y crecer como persona.
Las 4 fuentes de la autoeficacia según Bandura
Bandura señaló que la autoeficacia se desarrolla a partir de la interacción de cuatro factores:
1. Experiencias de dominio
Es el pilar más sólido de la autoeficacia ya que se refiere a las experiencias que tenemos cuando afrontamos nuevos desafíos y el éxito que alcanzamos. Por ejemplo, aunque no te consideres muy hábil dando discursos en público, tu autoeficacia puede aumentar si presentas varios proyectos con éxito.
Las experiencias en primera persona de nuestro desempeño en el pasado se convierten en fuentes fiables de las que podemos extraer fuerza y motivación ya que nos permiten inferir nuestras capacidades en el futuro, por lo que son una fuente de seguridad importante para afrontar otros desafíos. Además, te permiten establecer una relación directa entre el esfuerzo invertido y el desempeño exitoso, lo que reforzará la confianza en tu capacidad para desempeñarte bien en situaciones futuras, no solo de ese tipo sino en cualquier otra esfera. En práctica, comienzas a pensar: «si he podido superar aquello, también podré superar esto«.
2. Experiencias indirectas
¿Alguna vez has visto a alguien lograr alguna meta importante y te has sentido motivado y confiado en que tú también podías lograrlo? Esa es precisamente la segunda fuente de autoeficacia: las experiencias indirectas. Bandura pensaba que cuando observamos que otras personas parecidas a nosotros tienen éxito en alguna actividad, sentimos que podríamos seguir sus pasos. De cierta forma, es un fenómeno similar a la resiliencia vicaria.
La clave consiste en que nos sintamos identificaos de alguna manera con esa persona, ya sea porque tiene una edad similar a la nuestra, una constitución física parecida o proviene del mismo estrato social. Obviamente, cuanta más discrepancia percibamos entre la persona y nosotros, menos probable es que su comportamiento aumente nuestra autoeficacia.
3. Persuasión verbal
“Si las personas reciben un estímulo realista, es probable que se esfuercen más y alcancen el éxito que si las paralizan las dudas sobre sí mismas”, dijo Bandura. Se refería a las palabras de aliento que podemos recibir de los demás, pero también a nuestro diálogo interior.
Por ejemplo, imagina que estás nervioso, a punto de dar un discurso, pero una persona que te conoce se acerca y te anima, diciéndote que lo harás estupendamente porque sabe cuánto te has preparado para ese momento. Sus palabras pueden disparar tu sensación de autoeficacia haciendo que confíes más en tus capacidades y te sientas menos nervioso.
4. Excitación fisiológica emocional
El último pilar de la autoeficacia es la excitación fisiológica o emocional. Bandura reconoce que existen ciertos estados que afectan nuestro desempeño, como la fatiga y el cansancio, pero también el miedo o la ansiedad. Esos estados físicos y afectivos pueden hacer que te sientas menos competente, lo cual terminará filtrándose en tu mente y afectará tu percepción de autoeficacia en diferentes situaciones.
Por ejemplo, imagina que te has preparado muy bien para dar ese discurso, pero ese día no solo te sientes nervioso sino además muy agotado debido a un resfriado. Debido a ese estrés fisiológico, es probable que pienses que lo harás peor y que tu desempeño realmente se resienta. En cambio, si te sientes alegre y lleno de energía o si te replanteas la ansiedad como un estado de excitación, es más probable que tu percepción de autoeficacia aumente y lo hagas mejor.
¿Cómo mejorar la autoeficacia en la vida práctica?
1. Sal de tu zona de confort. Salir de la zona de confort es una de las mejores maneras para desarrollar la autoeficacia. ¿Sabes por qué? Porque cuando te enfrentas a nuevos retos tienes la oportunidad de poner a prueba tus habilidades.
La buena noticia es que aunque salir de la zona de confort puede resultar aterrador al principio, cuando más te alejes de ese espacio en el que te sientes cómodo, más podrás aumentar tu autoeficacia usando tus logros y fracasos como una fuente de energía. Es ahí fuera donde tienes las verdaderas oportunidades para reforzar tu resiliencia.
2. Plantéate metas realistas. Superar los errores y fracasos te ayudará a desarrollar la confianza en tu capacidad para afrontar los desafíos, pero es importante que también seas capaz de alcanzar algunas de las metas que te propongas. Como dice un refrán popular: una de cal y otra de arena.
Para ello, debes aprender a plantearte objetivos razonables que puedas ir abordando paso a paso hasta alcanzar la meta. Del mismo modo, es útil dividir los objetivos más ambiciosos en subobjetivos más pequeños y manejables. Así podrás constatar que la planificación y el esfuerzo realmente te conduce adonde quieres llegar.
3. Enfócate en el panorama general. Una de las cualidades más importantes de las personas con una elevada percepción de autoeficacia es su capacidad para mirar más allá de las pérdidas a corto plazo. Así impiden que una pequeña derrota les haga perder la confianza en sí mismas.
Por tanto, para mejorar la autoeficacia es fundamental desarrollar una visión global a largo plazo de lo que deseas alcanzar. No puedes lograrlo todo. Ni siquiera importa. Lo realmente importante es que tengas claras tus prioridades y seas capaz de planificar el camino que te permita centrarte en esos objetivos de forma más eficiente.
4. Replantearse los obstáculos. Los obstáculos son parte del camino, pero si los ves de manera constructiva no correrás el riesgo de que socaven tu autoeficacia. En cambio, si los percibes como un muro, es más probable que te hagan dudar de tus capacidades.
Piense en los obstáculos como si fueran una prueba a superar. No te quedes atascado en la frustración y comienza a preguntarte cuál es la solución más eficaz. Ese cambio de perspectiva, dela preocupación a la proactividad, te devolverá la sensación de control para que puedas encontrar el mejor camino.
5. Repasa tu diálogo interior. La manera en que te hablas también influirá en tu sentido de la autoeficacia. No puedes confiar en tus habilidades si te dices continuamente que no vales nada o que no vale la pena intentarlo. Por tanto, supervisa tu diálogo interno e intenta que sea más constructivo y desarrollador.
Te ayudará recordar los obstáculos desafiantes que has superado en el pasado. Activar el recuerdo de experiencias de éxito te permitirá aumentar tu autoeficacia en el presente. De cierta forma, te convertirás en tu propio coach y motivador.
En resumen, la autoeficacia es lo que te permitirá asumir una actitud más proactiva en la vida, en vez de limitarte a reaccionar ante lo que sucede. Te dará la fuerza que necesitas en los momentos más oscuros y te llenará de esa confianza sana y sólida que genera bienestar. Por tanto, es una inversión que vale la pena.
Referencias Bibliográficas:
Wilde, N. & Hsu, A. (2019) The influence of general self-efficacy on the interpretation of vicarious experience information within online learning. Int J Educ Technol High Educ; 16: 26.
Salanova, M. et. Al. (2012) The Dark and Bright Sides of Self-Efficacy in Predicting Learning, Innovative and Risky Performances. The Spanish Journal of Psychology; 15(3): 1123-1132.
Bandura, A. (1997) Self-Efficacy: The exercise of control. Nueva York: W. H. Freeman.
Bandura, A. (1977) Self-efficacy: Toward a unifying theory of behavioral change. Psychological Review; 84(2): 191-215.
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