“No vemos las cosas como son, las vemos como somos”, dijo la escritora Anaïs Nin y la Psicología le da la razón, sobre todo cuando se trata de juzgar a los demás. Creemos que nuestras valoraciones son objetivas pero lo cierto es que detrás de cada juicio que realizamos se esconden nuestras experiencias de vida, valores, expectativas, deseos y temores. Por eso, en algunas ocasiones nuestros juicios y críticas dicen más sobre nosotros mismos que sobre lo que estamos juzgando o criticando.
Dime qué criticas y te diré cómo eres
Las críticas no tienen por qué ser negativas, pero cuando no tienen una intención constructiva o son desproporcionadas y generan una respuesta emocional intensa, suelen esconder un problema interior, convirtiéndose en una proyección de nuestra negatividad o inseguridades.
1. Si nos desagrada alguien de manera irracional…
Hay personas cuyas actitudes y comportamientos no se avienen a los nuestros y pueden generarnos cierto rechazo. Es algo normal. Sin embargo, si alguien nos desagrada de manera especialmente intensa pero no podemos explicar por qué, es probable que nos sintamos amenazados o simplemente envidiosos.
Existen muchas razones por las que alguien podría caernos mal, pero cuando el nivel de desprecio es desproporcionado respecto al comportamiento ofensivo, es probable que esté sucediendo algo más en nuestra trastienda psicológica, aunque nos resulte difícil admitirlo.
Es probable que ese desprecio provenga del resentimiento o de la idea de que esa persona no merece la suerte que ha tenido. Según el modelo de mantenimiento de la autoevaluación propuesto por Abraham Tesser, solemos sentirnos amenazados por el éxito de los demás y en ocasiones podemos responder distanciándonos emocional y cognitivamente de esa persona para no tener que cambiar algunas de nuestras concepciones sobre el mundo.
De hecho, tenemos más probabilidades de evaluar negativamente a las personas exitosas que pertenecen a un grupo externo a nosotros cuando sentimos que nuestra autoestima está amenazada. Si nos comparamos con esa persona y salimos perdiendo, puede activarse un mecanismo de defensa para proteger nuestro ego, que sería ese desprecio o desagrado desproporcionado hacia el otro.
2. Si juzgamos la personalidad de alguien en base a un solo comportamiento…
Juzgar a una persona en base a un único comportamiento puede indicar que hemos desarrollado un modelo independiente del “yo” que prioriza la motivación interna y la autonomía. Al contrario, las personas que son conscientes de que un comportamiento no es expresión inequívoca y directa de la personalidad suelen enfocarse más en los roles sociales y el contexto.
Lo comprobó un estudio desarrollado en la Universidad de Michigan en el que los psicólogos mostraron a los participantes una serie de rostros y comportamientos asociados, como por ejemplo: una persona que verifica todas las noches antes de irse a la cama la alarma antiincendio.
Las personas más rápidas en relacionar ese comportamiento con rasgos de personalidad como “neurótico” u “obsesivo” también tenían una imagen más independiente de sí mismos. Quienes no se apresuraban a sacar conclusiones en base a un comportamiento seguían un modelo más interdependiente en el que tenían en cuenta la influencia de diferentes factores en el comportamiento. Podían pensar, por ejemplo, que esa persona quizá verificaba la alarma porque existía un mayor riesgo de incendio en el área donde vivía, en vez de pensar automáticamente que se trataba de un rasgo de su personalidad.
El problema es que quienes han desarrollado un modelo independiente de la personalidad son más propensos a sacar conclusiones precipitadas sobre los demás, las cuales pueden terminar generando prejuicios y afectando la relación.
3. Si criticas a quien lleva un estilo de vida diferente al tuyo…
Es comprensible que no estemos de acuerdo con algunos estilos de vida, sobre todo si estos se alejan demasiado de nuestros valores, pero si los comportamientos de los demás generan una gran respuesta emocional, es probable que escondan dudas sobre nuestro estilo de vida.
Todos somos víctimas – en mayor o menor medida – de lo que se conoce como “idealización normativa”, un fenómeno a través del cual asumimos que nuestro estado y estilo de vida es ideal para todas las personas, lo cual nos lleva a ver a aquellas que se alejan más de esa “norma” bajo un prisma negativo.
Un estudio realizado en la Universidad de Stanford, por ejemplo, confirmó que solemos idealizar nuestro estado civil, de manera que las personas que están comprometidas en una relación a largo plazo creen que es lo mejor para todos y la asocian a más características de personalidad positivas, siendo además más propensas a confiar más en quienes mantienen relaciones similares.
El problema surge cuando otras personas tienen éxito o se sienten felices con estilos de vida muy diferentes al nuestro, porque podemos experimentar una incómoda disonancia cognitiva que nos llevaría a replantearnos nuestras decisiones. Para no hacerlo, bloqueamos ese contenido y reaccionamos de manera exagerada ante todo lo que se aparte de nuestros cánones. Por tanto, en el fondo, esas críticas exageradas podrían ser la expresión de una inseguridad interior y de una mentalidad más rígida que no contempla la diversidad.
Fuentes:
Laurin, K. et. Al. (2013) «The way I am is the way you ought to be»: perceiving one’s relational status as unchangeable motivates normative idealization of that status. Psychol Sci; 24(8): 1523-1532.
Na, J. & Kitayama, S. (2011) Spontaneous trait inference is culture-specific: behavioral and neural evidence. Psychol Sci; 22(8): 1025-1032.
Fein, S. & Spencer, S. J. (1997) Prejudice as Self-image Maintenance: Affirming the Self Through Derogating Others. Journal of Personality and Social Psychology; 73(1): 31-44.
Tesser, A. (1985) Toward a Self-Evaluaton Maintenance Model of Social Behavior. Los Ángeles: Annual Convention of the American Psychological Association.
Juan Luis dice
Buen día
Pensé que no subirían mas artículos.
Pasaron muchos días.
Saludos.
Jennifer Delgado dice
Hola Juan,
He estado involucrada con otros proyectos, personales y profesionales, pero ya he vuelto con nuevos temas 😉
Dora. dice
TE FELICITO
Luis De Valois dice
Resulta revelador saber que la psicología estudia este fenómeno que tanto daño hace a la humanidad; se cercenan miles de posibles futuros exitosos en base a este proceder de igualar o bajar al que sobresale y sin embargo no hay ninguna legislación para ese daño moral – a veces – irreparable. Y quienes cercenan o impiden son personas que tienen incidencia en decisiones importantes, esto es terrible porque es un acto diría de «asesinato de un futuro brillante»…y lo vemos en nuestra vida diaria con un hijo por ejemplo, se cometen injusticias y la sociedad lo toma como algo normal diciendo…y bueno, no era para vos, no tuviste suerte etc, etc. cuando en realidad es un «fulanito» que se «equivocó» en su determinación y le cortó el futuro al alguien brillante…