El conocimiento popular no necesita de muchas palabras para expresarse, quizás por eso muchas de sus enseñanzas calan más adentro que cualquier ensayo de Psicología.
Así, deseo iniciar estas reflexiones sobre el valor de la iniciativa con un diálogo muy simple que tuvo lugar entre un periodista y Onassis, el mundialmente conocido multimillonario griego.
– ¿Cuál es su secreto para obtener éxito?
– ¿Ve esa lámpara?- le pregunta Onassis.
-Sí – le responde el atónito periodista.
– Yo la vi primero que usted.
Así sintetiza un hombre su fórmula del éxito: la iniciativa.
Y sin lugar a dudas la iniciativa desempeña un papel esencial para lograr las metas que nos proponemos a lo largo de la vida.
Una persona con iniciativa es aquella que hace lo más adecuado en el momento correcto sin que nadie se lo insinúe. La iniciativa es la tendencia a actuar, a descubrir y sobre todo, a buscar oportunidades para innovar pasando sobre las ideas del «yo no puedo» o «no se puede».
Hace poco leí que «cuando la suerte llama a nuestra puerta es necesario estar allí y responderle». En otras palabras, la clave para lograr nuestras metas (suerte, como le suelen llamar algunos) radica en esperar la coyuntura precisa para tomar la iniciativa.
Einstein decía que ninguna teoría que inicialmente no parezca descabellada merece la pena ser tenida en cuenta. Así, tomar la iniciativa también es lanzarse un poco a lo incierto y asumir riesgos. Iniciar un proyecto de trabajo, una relación de pareja, un nuevo curso… siempre encierra un grado de incertidumbre pero es la única manera de ir en pos de un objetivo verdaderamente importante en la vida. Estar sentados a la sombra del árbol del talento de los otros esperando que estos nos empujen para lograr algo o conseguir algún proyecto que no es nuestro es altamente frustrante, al menos para mi. Así, siempre prefiero asumir mis propias cuotas de riesgo.
Ya he dicho en otras ocasiones que uno de nuestros enemigos principales es la postergación. Cuando postergamos una idea que es buena aquí y ahora por miedo al fracaso estamos cediendo la iniciativa a otros. Si no iniciamos no existe forma de llegar a nuestra meta.
No obstante, la iniciativa sin perseverancia muchas veces es totalmente contraproducente en tanto solo malgasta nuestras fuerzas en un intento que se queda en la buena idea. Probablemente el ejemplo más fehaciente es Internet, algunos la llaman el cementerio de sitios web porque la posibilidad de que cada persona pueda abrir su propio espacio da cabida a muchos emprendedores, a muchas personas con iniciativa pero con poca perseverancia. La mayoría de los sitios web se abandonan al cuarto mes de creados porque no somos lo suficientemente pacientes, perseverantes o quizás simplemente porque no amamos lo que hacemos.
Resumamos entonces tres ideas esenciales que nos facilitarán el camino para lograr nuestras metas:
– Si tienes una solución o una idea que te parece excelente para el momento que estás viviendo, ponla en práctica, no esperes a mañana.
– No esperes que los demás aprueben tus ideas o comportamientos novedosos, podrían pasar meses o años antes de que consigas algunos aliados. Poner en práctica una teoría es la mejor forma de comprobarla y de convencer a los otros sobre su efectividad.
– Tomar la iniciativa no te convierte en una persona egoísta o arribista sino en alguien creativo y seguro de sí mismo. Eso sí, siempre en el respeto alos derechos ajenos.
Terminemos esta reflexión con una frase de Thomas Alba Edison: «Si todos hiciéramos las cosas que somos capaces de hacer, nos asombraríamos literalmente a nosotros mismos«. Entonces… ¿por qué no tomamos de una vez la iniciativa?
José Luis Gonzalo Marrodán. dice
Hola Jennifer:
Veo que tu excelente Rincón ha cambiado de diseño; la verdad es que queda muy atractivo.
Comparto contigo la idea de la sabiduría popular como una de las áreas de conocimiento más interesantes, productivas e instructivas que existen.
Me ha encantado la frase de Onnasis: "yo vi la bombilla primero" La iniciativa es fundamental, pero yo recojo sobre todo el tema de la perseverancia: mantenerse, seguir… pese a las dificultades del camino. El trabajo callado, silencioso, continuado. Hora a hora, mes a mes, año a año… Va dando su fruto. Recurriendo a la sabiduría popular diríamos que hay que ser hormigas que trabajan para el invierno aunque éste quede lejos. Yo he conocido personas no muy dotadas intelectualmente pero que han triunfado por tener una cualidad emocional que es la perseverancia. Gracias por hacer elogio de la misma.
"Rincón de la psicología" es un ejemplo de iniciativa y perseverancia, y compruebo con satisfacción que cada día crece más.
Saludos cordiales,
José Luis Gonzalo
Jennifer Delgado Suarez dice
José Luis:
Coincido contigo. Creo que la perseverancia y la paciencia son cuestiones claves para lograr cualquier meta.
Einstein cuando le preguntaron la fórmula del éxito respondió: "éxito = trabajo + juego + callar la boca."
Y yo diría que el éxito implica 10%un de creatividad y un 90% de perseverancia.
Cuando emprendo algún proyecto intento ponerle lo mejor de mi, mucho amor y mi correspondiente cuota de constancia.
Gracias por tu apreciación sobre el nuevo diseño.
Un cálido saludo en estos días tan frios, Jennifer
JOSEA dice
Hola Jennifer. Me encanta tu trabajo sobre el valor de la iniciativa. Tiene sobrada razón en lo que dices. La verdad, tomaré prestados tus comentarios para exponerlos ante mis compañeros en mi centro de trabajo. Gracias por tu aporte.
Jennifer Delgado Suarez dice
Josea,
Siempre me alegra que mis ideas se difundan y, si sirven para facilitar o hacer más felices las vidas de otras personas, pues mucho mejor.
Gracias a ti por dejarme tu retroalimentación.