A menudo las personas se refieren a Adolf Hitler como un “loco” porque se resisten a creer que una persona equilibrada puede llegar a cometer crímenes tan horrendos. Desde cierta perspectiva, pensar que Hitler estaba loco nos hace sentir más cómodos porque nos dice que el mundo es seguro ya que el mal no vive en cada uno de nosotros. Sin embargo, ¿tenía Hitler realmente una patología o era simplemente era una persona malvada?
A lo largo de los años varios psicólogos y psiquiatras han intentado profundizar en los secretos de su mente analizando meticulosamente su vida, las decisiones que tomó y sus discursos. Aunque este tipo de análisis no es tan fiable como hablar directamente con la persona, nos permite establecer hipótesis bastante certeras y formarnos una idea de lo que sucedía en su mente e incluso llegar a crear un perfil psicológico de Hitler con relativa fiabilidad.
¿Qué nos dice el psicoanálisis? De Jung a Fromm
El psicoanálisis ya estaba bastante extendido en Europa en los años ‘40 por lo que no es extraño que diferentes psicoanalistas se preocupasen por comprender la figura de Hitler. Uno de ellos fue Carl Jung, quien tuvo la oportunidad de reunirse con Hitler en Berlín. Jung afirmó que este hombre era “inhumano y asexuado, consumido por el deseo de expandir su imperio e ideología”. Jung estaba convencido de que Hitler quería resarcir a Alemania por las supuestas vejaciones que había recibido a través de la historia y darle el lugar que merecía en la historia.
Por su parte, el psicoanalista Walter Charles Langer pensaba que Hitler era una persona neurótica que rayaba en la psicopatía. Afirmaba que sufría del Complejo de Mesías, que tenía tendencias masoquistas y era dado a las perversiones sexuales. También anotó que mostraba algunos síntomas de la esquizofrenia y anotó que tenía una propensión al suicidio, como sucedió después.
Fromm también hizo su propio análisis advirtiendo que Hitler tenía tendencias muy violentas, un profundo narcisismo y una incapacidad para conectar emocionalmente con las personas. Según Fromm, todos estos problemas provenían de conflictos sin resolver de su infancia.
De hecho, en diferentes documentos escritos por el propio Hitler se puede apreciar que sus padres seguían a pies juntillas el prototipo de la época. Es decir, la madre era quien se encargaba del hogar y los niños mientras el padre ejercía el poder y tomaba las decisiones. No obstante, también sabemos que era un hombre violento que se exaltaba ante la menor provocación por lo que Hitler le temía y era probable que esa situación familiar afectase profundamente su sensible carácter, dando paso a épocas en las cuales sufría severas pesadillas. Se trataba de un estilo educativo autoritario marcado por la rigidez, la exigencia de una obediencia ciega y los castigos físicos. ¿Os suena de algo?
Un análisis muy meticuloso realizado por el psicólogo Henry Murra, de la Universidad de Harvard, nos describe a un niño soñador y sensible, que quería ser artista y no soldado, pero cuyas aspiraciones fueron truncadas por su padre. No obstante, también se apunta que el pequeño Hitler tenía muy baja tolerancia a la frustración y a menudo irrumpía en rabietas, que eran consentidas por su madre, quien era demasiado permisiva.
En su adolescencia y juventud, los historiadores describen a Hitler como una personalidad egocéntrica, impulsiva, fría, falta de empatía, agresiva y muy tenaz. Los que conocen la teoría de la personalidad de Eysenck sabrán que estos rasgos coinciden con el “psicoticismo”. Según Eysenck, cuando estas personas se encuentran bajo mucho estrés, aumentan las probabilidades de que desarrollen una psicosis funcional. De hecho, algunas de las personas que le conocieron antes de ascender al poder describen su comportamiento como errático y con profundas dificultades para mantener bajo control sus emociones.
Una mirada desde la Psicopatología
En 2007 investigadores de la Universidad de Colorado intentaron arrojar un poco de luz en este asunto por lo que reclutaron a una serie de expertos en el tema, los cuales tenían que completar un cuestionario donde se indicaban los síntomas de diferentes patologías mentales. De esta forma, intentaban darle un orden a las diferentes teorías psicopatológicas que han surgido a lo largo de las últimas décadas.
¿A qué conclusiones llegaron? La mayoría de los síntomas indicados apuntaban a un trastorno de personalidad y una esquizofrenia paranoide.
Vale aclarar que la esquizofrenia paranoide cursa con síntomas que incluyen el aislamiento social y tener un sentido exagerado de sí mismo que degenera en verdaderos delirios de grandeza. Además, la persona siempre se siente muy tensa, se muestra alerta y es muy reservada ya que a menudo cree que le persiguen o quieren hacerle daño. También presenta comportamientos muy celosos y puede tener alucinaciones, sobre todo auditivas. Además, según las estadísticas, aproximadamente el 10% de los casos termina en un suicidio.
Una situación que los investigadores apuntan como un hecho clave para comprobar la teoría de que Hitler sufría este trastorno ocurrió el 10 de noviembre de 1918. En aquel momento Hitler fue hospitalizado en Pasewalk como resultado de una supuesta exposición al gas mostaza, durante la I Guerra Mundial. Sin embargo, hay quienes afirman que en realidad este hecho no ocurrió y que la ceguera posterior que sufrió era solo un síntoma de histeria.
No obstante, lo que nos interesa es que en Mein Kampf, Hitler afirmó que mientras estuvo ingresado en el hospital, recibió la visita de un pastor enviado por Dios que le dijo que la capitulación de Alemania sumiría al país en una “grave opresión”. A partir de ese momento decidió que su misión sería salvar a Alemania. En aquel momento Hitler tenía 29 años, y la esquizofrenia paranoide suele aparecer por primera vez entre los 15 y los 35 años.
¿Es posible que Hitler fuera esquizofrénico?
Ante todo, se debe aclarar que hay personas que sufren de esquizofrenia paranoide y tienen una vida bastante funcional, uno de los ejemplos más famosos es el de John Nash, el matemático que inspiró la película “Una mente maravillosa”. Además, fuentes cercanas a Hitler afirmaron que durante los últimos diez años de su vida su comportamiento degeneró mucho, lo cual se corresponde con el deterioro que suele ocurrir en la esquizofrenia.
Sin embargo, esta no es la única teoría. Otros estudiosos barajan la posibilidad de que padeciese un trastorno de personalidad esquizotípico. De hecho, estas personas también tienen ideas de referencia, a menudo tienen creencias extrañas y pensamiento mágico, no mantienen buenas relaciones con los demás, muestran comportamientos excéntricos, creen tener un sexto sentido y tanto las ideas delirantes como las ilusiones son habituales. En ocasiones incluso pueden llegar a tener episodios psicóticos transitorios con alucinaciones y en algunos casos degeneran hasta una esquizofrenia o un trastorno psicótico propiamente dicho.
¿Cuál es la diferencia fundamental entre la esquizofrenia y el trastorno de personalidad?
En la esquizofrenia ocurre una desconexión con el mundo real, la persona deja de percibir el límite entre lo real y lo que ocurre en su mente. Además, normalmente cursa a través de recaídas con periodos de remisión. Lo usual es que antes de que se diagnosticase la esquizofrenia, la persona mostraba un comportamiento que podía calificarse como “normal”.
En el caso de los trastornos de personalidad, los comportamientos “raros” normalmente comienzan a apreciarse desde la niñez y se agudizan en la juventud. Por tanto, se trata de un patrón relativamente estable a lo largo del tiempo que va mostrando un crescendo. Además, la persona no pierde el contacto con la realidad, a menos que sufra un episodio psicótico.
Al tomar en cuenta todos los detalles de su vida, considero más acertada y probable la hipótesis de que Hitler sufriese un trastorno de personalidad, aunque ello no excluye que también viviese episodios psicóticos y que incluso, más tarde, hubiese sufrido realmente una esquizofrenia paranoide.
¿Es importante el diagnóstico?
Fritz Redlich, un neurólogo y psiquiatra que vivió en la época de Hitler, estudió durante años su vida intentando buscar una explicación a su comportamiento. Después de un largo análisis, su conclusión fue: «Er war ein schlechter mensch«, o sea: “Era un hombre malo”.
Lo cierto es que los psicólogos y psiquiatras que intentamos entender su comportamiento también somos presa de nuestros prejuicios por lo que es normal que veamos algunas de sus conductas como síntomas, cuando en otras circunstancias quizás no lo haríamos (al respecto, véase: Sanos en lugares Insanos).
En realidad, nos resulta difícil aceptar que una persona que causó tanto daño pudiese actuar con pleno conocimiento de causa por lo que intentamos buscar una explicación a su comportamiento en la patología. Quizás nunca llegaremos a saber qué le sucedió en realidad pero de lo que sí tenemos la certeza es de que millones de personas siguieron sus órdenes y eso es lo realmente preocupante.
Fuentes:
Hyland, P. et. Al. (2011) A PsychoHistorical Analysis of Adolf»Hitler: The»Role of Personality, Psychopathology, and Development. Psychology & Society; 4(2): 58-63.
Coolidge, F. et. Al. (2007) Understanding madmen: A DSM IV assessment of Adolf Hitler. Individual Differences Research; 5: 30-43.
Merikangas, J. R. (2002) Hitler: Diagnosis of a Destructive Prophet. American Journal of Psychiatry; 159: 1066-1068.
Murray, H. A. (1943) Analysis of the Personality of Adolph Hitler: With Predictions of His Future Behavior and Suggestions for Dealing with Him Now and After Germany’s Surrender. Cambridge: Harvard Psychological Clinic.
Un tema sumamente interesante que finalizas con la frase apropiada. Principalmente porque muchos de los rasgos que mostraba la personalidad de Hitler eran norma de ese tiempo. El fascismo de Mussolini, Franco o Perón y miles de fanáticos antisemitas como Henry Ford, marcaban una época donde estas personalidades, lejos de ser una excepción, parecían una regla.
Por otra parte pienso que el nivel de maldad que uno pueda atribuirle a las medidas tomadas en condición de guerra, está relacionado con lo considerado apropiado dentro de un marco temporal acotado en la historia.
Pensemos que en cualquier guerra se prefiere alimentar y vestir a la propia tropa y exterminar a cualquier prisionero improductivo en lugar de vestirlo o alimentarlo.
En esas condiciones se considera una medida pragmática exterminar al prisionero, que en el caso de Hitler incluía a los de índole política, étnica, religiosa y comercial.
Recordemos que el exterminio armenio ocurrió en el mismo siglo y Hitler no tuvo nada que ver.
Creo que Hitler no hacía otra cosa que aplicar el rigor prusiano a una zona de guerra. Cuanto más duro, brutal y firme fuera en su accionar más se encontraría dentro del prototipo de líder de la época.
Por lo tanto (y con el debido respeto) yo estaría propenso a acordar con el diagnóstico de Carl Jung.
Hitler y todo el pueblo alemán clamaban venganza, y ese pueblo llegó a adorar a un líder que los había sacado de la depresión económica y les había dado un objetivo común por el que luchar y aumentar su autoestima como pueblo.
Pero es solo una opinión.
Gracias por tus notas.
Cariños.
Excelente comentario!
Igual la personalidad de Hitler nos despista día a día cuando se conocen detalles desconocidos de él… ¿Sabían que fue el más grande impulsor de leyes y derechos para la protección animal?
Esto no encajaría con un perfil frio e insensible, más bien con lo que analizó Henry Murra que lo describió como "un niño sensible y soñador que quería ser artista y no soldado" con un terrible padre que torció su destino y si a eso le sumamos una baja tolerancia a la frustración y una falta de límites maternos, más las alucinaciones, es más probable que haya desarrollado una Psicósis Funcional como menciona Eysenck ya que un factor detonante podría haber sido el estrés permanente que le producía la relación con este terrible y temible padre.
El hecho que lo haya seguido la masa, tal vez se debió a lo que estaba viviendo el país en esa época, como una manera de aferrarse a una tabla de salvación como lo planteas muy bien en tu comentario.
Además el que haya sido psicótico, no le quita lo carismático que pudo ser, tanto como para convencer a todo un pueblo que lo que el decía era lo correcto, por más increíble, insólito y preocupante que nos parezca hoy.
Igual son solo opiniones sobre un inquietante y controvertido tema.
Un gran saludo a todos
No comparto la idea de que el exterminio de determinadas clases se debía a una cuestión estratégica propia de la guerra, más bien creo que habían motivos económicos e incluso hasta personales.
No obstante, dejando aparte ese aspecto, coincido contigo en que todas las personalidades se deben analizar en su contexto. De hecho, estos investigadores se han basado en las propias opiniones de las personas que estaban a su alrededor, que catalogaban su comportamiento como "extraño" y "atípico".
Obviamente, las condiciones que se gestaron a su alrededor fueron decisivas y seguramente reforzaron sus características más negativas. Al fin y al cabo, no podemos olvidar que los hombres estamos fuertemente determinados por el entorno que nos rodea.
Por eso, siempre que hablo de este tema, más allá del interés psicopatológico, mi objetivo es que cada cual mire dentro de sí y se dé cuenta que Hitler llegó a tener tal poder porque millones de personas se lo permitieron 🙁
Excelente artículo y absolutamente de acuerdo en que el poder y crueldad de Hitler fue permitido por millones de cómplices. Roguemos porque jamás en la historia volvamos a tener protagonistas como aquellos.
Mari,
Desgraciadamente, personas con las características de Hitler ahora mismo las hay por doquier. Lo importante es que jamás logren tener tanto poder y en eso todos desempeñamos un papel esencial.
Siguiendo un tanto en la línea del psicoanálisis, por lo menos en el de Lacan, está claro que Hitler se encontraba en un registro de perversión.
Aquel que de continuo transgredía esencialmente. Transgredía la autoridad, la libertad de las demás personas, la noción de "normalidad", etc…
No es disculpa que por códigos de guerra haya masacrado a millones de judíos, y a grupos minoritarios como homosexuales, gitanos y personas con deficiencias mentales. Al contrario, precisamente esa población de prisioneros debió ser tratada como prisioneros de guerra.
A pesar de todo, la figura de Hitler está siendo cultivada como un culto, no faltan los discursos adoctrinados en el sentido de que los judíos sionistas, teorías de la conspiración, etc.
Me parece muy peligrosa ésta libre asociación. Gente que pretende establecer que Hitler no era una persona mala, solo que es propaganda para desacreditar sus "ideales" de supremacía aria.
Hay muchísima literatura y medios de comunicación ávidos de tener un auditorio cautivo merced al tema.
Y coincido con las _opiniones vertidas por los demás, para que una persona con trastornos mentales sea seguida por millones de personas, nos indica lo transformadas que están esas personas.
No soy muy partidaria del psicoanálisis pero coincido contigo en que estamos viviendo un peligroso auge de ideas xenófobas y racistas, aupadas por la situación de crisis económica, que algunos han aprovechado para hacer germinar el odio al otro.
Particularmente, considero que la memoria histórica es importante porque mantiene vivos los errores del pasado y nos impide volver a cometerlos.
He vivido en varios países y he podido constatar que aquellos que tienen un recuerdo más vivo y reciente de su pasado, suelen ser más tolerantes y humanitarios.