El Síndrome de Burnout o Síndrome de Desgaste Profesional, es muy reciente en la historia de la Psicología. Data del 1974, año en el cual el psiquiatra Freudenberger lo acuñó. A partir de este momento, podría decir sin temor a equivocarme que esta nueva patología ha tenido una maravillosa aceptación en los círculos científicos, desarrollándose los más disímiles estudios para profundizar en sus causas y tratamientos.
Muchos especialistas lo consideran como una fase final del estrés laboral bastante atípica, si bien puntualizan que una vez que el síndrome se instaura no puede ser reducido a los marcos del estrés laboral por dos motivos esenciales: 1. porque cierta dosis de estrés laboral puede facilitar el trabajo de muchas personas actuando realmente como un aliciente, evidentemente se refieren al eustrés laboral y; 2. porque normalmente somos conscientes del estrés laboral al cual estamos sometidos mientras que el grado de conciencia que la persona posee sobre el Síndrome de Burnout es muy escaso, de hecho normalmente niega una buena parte de sus síntomas.
Los síntomas del Síndrome de Burnout
– El agotamiento emocional: referido a la reducción de los recursos emocionales, caracterizándose por la sensación de que no tienen más para ofrecer y acompañándose por la irritabilidad, la ansiedad y el abatimiento.
– La despersonalización: la persona comienza a desarrollar actitudes negativas hacia los clientes, receptores de sus servicios o colegas ya que los culpan de sus problemas, comenzando a manifestar una actitud cínica e impersonal.
– Baja realización personal: la persona afectada siente que sus posibilidades de logro y crecimiento han desaparecido por lo que vivencia fuertes sentimientos de fracaso y baja autoestima.
En sentido general, los síntomas del Síndrome de Burnout más usuales son: los sentimientos de vacío y fracaso, el agotamiento, la sensación de impotencia, la baja autoestima y una pobre realización personal. Normalmente la persona se siente nerviosa, inquieta, tiene dificultades para concentrarse y presenta una baja tolerancia a la frustración. Pueden aparecer los comportamientos paranoides y agresivos no solo para con los receptores de sus servicios sino también en relación con sus compañeros de trabajo y la familia.
En lo que se refiere a la sintomatología eminentemente física, se observan cefaleas, insomnio, algias, alteraciones gastrointestinales, taquicardia… Todo esto redunda en comportamientos adictivos, el aumento del consumo del café, el alcohol, fármacos o drogas ilegales.
Actualmente se han establecido cuatro estadios de evolución, si bien vale aclarar que estos no siempre presentan contornos bien definidos:
– Forma leve: los afectados presentan síntomas físicos, vagos e inespecíficos como cefaleas, dolores de espaldas o lumbalgias. La persona se vuelve poco operativa.
– Forma moderada: aparece el insomnio y el déficit atencional. La persona comienza con la auto-medicación.
– Forma grave: aumenta el ausentismo, la aversión por la tarea y el cinismo. Se comienza a abusar del alcohol, los psicofármacos o cualquier otra droga.
– Forma extrema: se evidencia un aislamiento social y se presenta la crisis existencial. Puede aparecer la depresión mayor y por ende, aumenta el riesgo de comportamientos suicidas.
¿A quiénes afecta el Síndrome de Burnout?
En la literatura científica se ha hecho referencia a muchísimas posibles características que harían a algunas personas más propensas a sufrir este síndrome; retomándose desde algunas características personológicas hasta otros factores como estar casados o tener hijos. No obstante, actualmente el consenso se dirige hacia dos factores primordiales: la edad y el género.
En relación con la edad, se considera que puede existir un periodo de sensibilización marcado por los primeros años de la carrera profesional; una etapa en la cual el profesional sería especialmente vulnerable ya que se produce la transición de las expectativas idealistas hacia la practica cotidiana; aprendiéndose que tanto las recompensas personales, profesionales y económicas no son ni las prometidas ni las esperadas.
En lo que respecta al género, las féminas son particularmente vulnerables. Los psicólogos afirman que esta prevalencia se debe a que normalmente las mujeres asumen una doble carga cotidiana, aquella propia del trabajo y la intrínseca a sus roles domésticos.
Pero… ¿qué causa el Síndrome de Burnout?
Como podrán presuponer, las causas que dan origen al Síndrome de Burnout son muy variadas; algunos estudios apuntan hacia los conflictos laborales mantenidos a lo largo del tiempo, la ambigüedad del rol, los eventos estresantes, la sobrecarga laboral y las presiones. Aunque este síndrome ha sido ampliamente estudiado en atletas de alto rendimiento y personal sanitario, lo cierto es que en la actualidad su incidencia se amplía a otras profesiones como el área de la educación y es que en realidad no solo las condiciones de trabajo inciden en la aparición del síndrome sino el cómo vivenciamos estos conflictos y condiciones laborales. Así, otros psicólogos prefieren hablar de un proceso donde la persona se encuentra expuesta a un deterioro laboral importante pero a la misma vez se produce un desgaste del idealismo y la pasión por el trabajo provocado por una falta de logros.
Fuentes:
López, C. (2004) Síndrome de burnout. Revista Mexicana de Anestesiología; 27(1): 131-133.
Atance, J. C. (1997) Aspectos epidemiológicos del Síndrome de Burnout en personal sanitario. Revista Española de Salud Pública; 71(3): 293-303.
Anónimo dice
Hay un factor muy importante, que no ha sido resaltado recientemente. Corresponde a los grupos de riesgo profesional o laboral.
Por ejemplo, trabajadores de la Educación y la Salud son especialmente proclives a sufrir estrés laboral. De esta forma, también se avanza hacia un modelo que en parte lo desliga de factores de la persona a factores que son situacionales y, que por lo tanto, van más allá de la Psicología.
Saludos, Sebastián
Anónimo dice
Corrijo: hacia el final del artículo aparecía parte de lo que referencié – mi navegador me jugó una mala pasada -.
Bastante orientador el artículo.
Saludos, Sebastián