Quejas permanentes que nunca son confirmadas por los exámenes clínicos… Síntomas diversos que desaparecen pero en su lugar aparecen otros, en una cadena interminable… Cambios de médico permanentes porque ninguno comprende su «padecimiento»… Estas son algunas de las características principales de las personas hipocondríacas.
¿Qué es la hipocondría?
La hipocondría es, básicamente, una preocupación excesiva por el estado de salud. Se trata de un problema muy común con un elevado costo para los sistemas sanitarios pues se estima que casi el 9% de los pacientes que acuden a los hospitales son hipocondríacos. Esta preocupación hace que experimenten síntomas que no existen objetivamente o que maximicen los ya existentes. Como resultado, la persona sufre una gran angustia y a menudo cae en la depresión.
Para diagnosticar la hipocondría, la persona debe estar convencida de que padece al menos dos enfermedades graves y debe conocer con lujo de detalles la sintomatología de una de ellas. Por supuesto, esta persona se someterá a una serie de exámenes físicos y no aparecerá ninguna señal de los problemas que refiere.
Además, normalmente la persona hipocondríaca presenta un miedo intenso a padecer estas enfermedades, se preocupa excesivamente por la calidad de las exploraciones médicas y el malestar subsiste durante más de seis meses, provocando un deterioro considerable en el área laboral o en las relaciones interpersonales.
Vale aclarar que aunque en el imaginario popular existe una identificación entre la hipocondría y la vejez, lo cierto es que gran parte de las personas hipocondríacas son hombres que rondan los 30 años y mujeres sobre los 40. Estas personas pasan muchas horas estudiando su cuerpo y reacciones con detenimiento, hasta que realizan su propio diagnóstico, que generalmente entra en contradicción con el que realiza el médico. Por eso, es común que vayan de hospital en hospital, buscando a un médico que confirme sus temores.
Casi siempre las personas hipocondríacas están al tanto de las últimas enfermedades y tratamientos y se convierten en nutricionistas expertos porque, en el fondo, tienen mucho miedo a padecer alguna enfermedad. Así, poco a poco, la salud y las patologías se van convirtiendo en su único tema de conversación. Cuando este trastorno llega a su punto álgido, se produce un deterioro severo de sus relaciones interpersonales ya que incluso pueden renunciar a la vida social por el miedo a contaminarse.
Las causas de la hipocondría
Las causas de la hipocondría son muchas por lo que es difícil hacer referencia a un solo factor. Entre las causas más comunes se hallan:
– Una educación basada en el miedo o en la protección excesiva. Usualmente, al profundizar en la historia de vida de las personas hipocondríacas, se descubre que desde pequeños tuvieron una educación sobreprotectora o un familiar cercano que manifestaba una preocupación excesiva por su salud.
– Experiencias traumáticas relacionadas con la enfermedad o la muerte. Ya sea porque la persona ha sufrido alguna enfermedad grave o porque las ha vivido de manera particularmente intensa a través de un familiar.
– Interpretación incorrecta de los síntomas. En muchas ocasiones la hipocondría se desata a partir de síntomas que son mal interpretados. Esta persona posee cierta información médica y se asusta ante cualquier tipo de síntoma. Por ejemplo, puede confundir una contractura muscular en el brazo izquierdo con la presencia de un infarto o el dolor de cabeza sostenido con una hemorragia cerebral.
– Ser particularmente sugestionable y haber recibido información alarmante sobre determinadas enfermedades. Vale aclarar que es importante estar informados sobre los síntomas iniciales de las patologías ya que así podremos diagnosticarlas a tiempo pero las personas que son particularmente sugestionables pueden desarrollar una actitud hipervigilante que finalmente conduce a la hipocondría.
Por supuesto, también existen otras personas que utilizan las enfermedades para atraer la atención de los demás. En esos casos, la hipocondría se convierte en una forma para relacionase y mantener a su lado a familiares y amigos.
El tratamiento de la hipocondría
Tratar la hipocondría suele ser muy difícil ya que estas personas no desean reconocer que la causa de su mal es de origen psíquico. Por eso, es usual que se nieguen a someterse a un tratamiento psicológico.
En esencia, el tratamiento de la hipocondría se basa en la combinación de los medicamentos para la depresión con la psicoterapia cognitivo-conductual. De hecho, suele ser muy común que psiquiatra y psicólogo trabajen en equipo para afrontar este tipo de casos. Los medicamentos reducen el desánimo pero no son suficientes para eliminar las ideas de enfermedad pero a la misma vez, sin ellos, es difícil poder realizar un tratamiento psicológico con éxito.
La psicoterapia se dirige a paliar la angustia y el miedo que sienten estas personas, enseñándoles cómo enfrentar su problema. Un punto vital radica en aprender a diferenciar los síntomas reales de los ficticios. Se suelen utilizar técnicas como la desensibilización sistemática, la detención del pensamiento y la técnica de relajación muscular.
Anónimo dice
para mi es muy interesante e importante por que nos muestra una realidad.gracias a esta pagina nos sensibilizamos y también nos damos cuenta que existen muchas soluciones.gracias
Jennifer Delgado Suarez dice
Gracias por dejarme tu retroalimentación. De hecho, como muy bien has puntualizado, mi objetivo con este sitio es hacer que las personas comprendan mejor las diferentes patologías psicológicas, sobre las cuales, desgraciadamente, todavía hay mucho desconocimiento.
Maggy Meza dice
Muchas gracias por este articulo, de esta forma pude entender más que soy hipocondríaco y me sera mas fácil confiar en mis medicos, y también con este artículo algunas personas verán que no soy una loca y comprenderán más la sitiacion que me encuentro, denuevo Muchas gracias.