¡¿De dónde has sacado esa idea?!
No sueñes tanto, pon los pies en el suelo.
¡Estás loco!
No creo que sea posible, pero si te quieres estrellar, adelante.
¿Estás de broma?
¡Déjate de tonterías!
Si nunca se ha hecho, por algo será.
Si alguna de estas frases te resulta familiar, es probable que conozcas a un destructor de sueños. Es gente que parece haber abrazado una única meta en la vida: destruir los sueños ajenos. Se trata de personas que tienen un problema para cada solución y que parecen hallar placer en echar por tierra los sueños de los demás.
Estas personas no encontrarán ilusionante ninguna de las metas que les propongas y te darán mil y una razones para que abandones ese sueño. Sus argumentos en contra no suelen ser sólidos ni provienen de un análisis objetivo y meticuloso de la situación, son tan solo dardos contaminados de negatividad dirigidos contra tu autoestima.
Los 3 tipos de destructores de sueños
- El crítico
Esta persona es fácil de detectar ya que su discurso suele estar matizado por la rabia y las críticas. Te enumerará todas las razones por las que tu sueño es irrazonable, irreal, inasequible y/o imposible. Es probable que ya conozcas todos esos obstáculos y riesgos, pero esta persona se encargará de exagerarlos para desmotivarte. Es la típica persona que te contagia su negatividad a golpe de críticas. Si no logra convencerte con esas razones, es probable que en su «último asalto» su discurso se vuelva ofensivo y te ataque personalmente para hacerte dudar de tus capacidades, recursos y motivación.
- El silencioso
Esta persona recurre al silencio para manifestar su inconformidad. Es un auténtico especialista en meter un elefante en la habitación. Cuando le cuentas entusiasmado tu nuevo proyecto, es probable que no diga nada, aunque también es probable que su silencio se acompañe con una mirada de reproche. Con esa actitud te deja entender que tu idea es pésima o que no vale la pena perseguir tu sueño. Al ignorar tus metas y evitar hablar del tema, está dejando entrever su disconformidad, pero asumiendo el papel de víctima resignada, lo cual suele generar una sensación de culpa. De hecho, su estrategia suele ser muy efectiva ya que generará enormes dudas en ti.
- El desinteresado
Si tienes un sueño, es probable que estés lleno de energía, motivación y pasión. Y te encantaría que las personas significativas para ti compartieran esos sentimientos. El desinteresado, sin embargo, hace justamente lo contrario. Te niega la validación emocional que necesitas: te escucha, pero sin prestarte atención, sin emoción. Y lo hace a propósito, porque quiere hacer patente su desinterés. También es habitual que intente restar importancia a tus sueños o que se burle de ti por aspirar a tanto. En el fondo, esta persona lo que intenta es minar tu autoestima para hacerte desistir de tu meta.
Una profunda amargura interior
Las personas que se dedican a destruir los sueños de los demás suelen experimentar una profunda amargura, decepción y frustración, aunque no siempre lo demuestran. De hecho, a menudo intentan aparentar una vida plena y satisfactoria, aunque en el fondo sufren un vacío emocional.
Muchas veces esa visión pesimista del mundo proviene del fracaso en lograr sus propios sueños. Si una persona no ha tenido suerte en sus relaciones de pareja, desarrollará una visión negativa de las mismas y desalentará a los demás a mantener una relación. Si no ha tenido éxito en un proyecto empresarial, desmotivará a quienes intenten poner en marcha un nuevo proyecto afirmando que es una tarea imposible o inútil.
Otras veces su actitud proviene de la falta de coraje, aderezada con una dosis de envidia. Son personas que no se atreven a salir de la zona de confort y que no quieren que los demás lo hagan porque les molesta que puedan tener éxito. En este caso, se trata de personas envidiosas que no quieren que los demás sobresalgan o tengan una vida más plena.
En otras ocasiones, esa actitud proviene de la híper protección. Es común en los padres con los hijos o entre las parejas. Con buenas intenciones, quieren cortarte las alas porque temen que vayas a sufrir un fracaso o, lo que es peor aún, que rompas el cordón umbilical que te mantiene atado a ellos.
¿Cómo lidiar con las personas que destruyen los sueños?
- Escúchalos. Puede parecer un contrasentido pero a veces el mejor consejo puede provenir de donde menos lo esperemos. Escuchar es de sabios, aunque eso no significa que tengas que estar de acuerdo con lo que dicen y mucho menos que basarás tus decisiones en sus opiniones. Sin embargo, quizá detrás de su negatividad puedas encontrar algún riesgo que no habías previsto, para que puedas prepararte mejor para afrontarlo. La clave radica en usar esa negatividad a tu favor, como arma para prepararte contra los imprevistos.
- Agradéceles su opinión. En vez de estar a la defensiva, simplemente agradécele su opinión. Es habitual que esa actitud le desarme. La gente no espera recibir palabras amables y respetuosas cuando se comportan de manera crítica o despectiva o intentan destruir los sueños ajenos. Dile: “aprecio tu opinión, pero seguiré adelante”.
- Sigue adelante. Si tienes un sueño y una meta clara, no te rindas. Es muy fácil caer en la negatividad. No cabe dudas de que encontrarás obstáculos y contratiempos, pero eso forma parte del camino. Asegúrate de no hacer imposible lo posible.
Carlos Alfonso Gomez dice
Hace muchos años, cuando había terminado la preparatoria queria estudiar musica, pero alguien me dijo que no era buen empleo, y que ademas era imposible serlo ya que yo vengo de una familia de escasos recursos. ya pasaron 13 años desde esa vez, hoy tengo 31, y aun sigo pensando que quiero ser cantante.
Jennifer Delgado dice
Hola Carlos Alfonso,
A veces las personas más cercanas nos aconsejan con la mejor de las intenciones, porque se preocupan por nuestro futuro. Siempre he pensado que tenemos que seguir nuestros sueños. Pero tampoco soy ajena al hecho de que tenemos necesidades materiales que debemos cubrir, al menos mínimamente, para poder dedicarnos a lo que nos apasiona. A veces se trata de encontrar vías alternativas, como dedicarnos a lo que nos gusta en nuestro tiempo libre, para ir probando si realmente tenemos talento y podemos vivir de ello.