Cada ser humano se rige de manera casi innata por el principio de la auto conservación. Esto les permite enfrentarse a las más disímiles dificultades del medio y encontrar soluciones que les permitan preservar su vida. Sin embargo, algunas personas no funcionan bajo las reglas de este principio por lo que presentan manifiestan conductas que atentan contra su propio bienestar. A este tipo de comportamientos se les denomina en el ámbito psicopatológico: trastornos de las necesidades vitales de conservación.
Dentro de estos trastornos existe una amplísima variedad pero uno de los más extendidos es la algofilia. Esta alteración consiste en la disminución o pérdida de la necesidad de conservar la integridad física existiendo un marcado deseo por producirse dolor. En estos casos, la persona pierde la reacción de defensa ante objetos o situaciones amenazantes o que alteran su integridad a pesar de que conserva su sensibilidad ante los estímulos del medio. Suele presentarse en los casos de agitación catatónica y en la esquizofrenia.
Otro de los trastornos que se relaciona con el principio de integridad física es la pusilanimidad. Como su nombre lo indica, en este caso la persona presenta una reacción defensiva exagerada ante objetos o situaciones que suponen una amenaza para su seguridad personal. Incluso, algunas personas presentan una reacción de miedo incontrolable ante situaciones de mínimo peligro y malestar, tales como una inyección o cualquier tipo de exploración médico–instrumental. En estos casos el enfermo manifiesta un excesivo temor a perder la vida y en consecuencia manifiesta un comportamiento exagerado de autoprotección. Generalmente se presenta en trastornos de personalidad, en depresiones y en períodos iniciales del síndrome demencial.
La automutilación es otro de los trastornos más comunes que desgraciadamente es siempre más frecuente entre los adolescentes y jóvenes. La automutilación que se caracteriza por el impulso del sujeto a autoagredirse recurriendo para ello a los más variados medios, como por ejemplo, mordiscos, quemaduras y laceraciones. En algunas ocasiones las automutilaciones más graves son expresión de vivencias alucinatorio–paranoides y se observan en personas esquizofrénicas. En otros casos la autolesión es expresión de la necesidad de buscar nuevas sensaciones e incluso puede indicar la pertenencia a determinada subcultura.
Estrechamente vinculada a esta alteración, pero con menores niveles de severidad, se evidencia la tricotilomanía que es el deseo y acto de arrancarse el cabello y la dermatilomanía, la necesidad de arrancarse pedazos de piel.
Otro de los trastornos de las necesidades vitales de conservación muy frecuentes es el gatismo. En este caso la persona no siente la necesidad de bañarse y estar limpio. Es común que aparezca en los cuadros esquizofrénicos, en el retraso mental y en los alcohólicos crónicos, aunque puede darse en cualquier persona en un momento determinado, sobre todo si pasa por periodos de depresión.
Por último se puede mencionar el suicidio, el más radical de los trastornos relacionados con las necesidades vitales de conservación. Esta alteración se caracteriza por el impulso o deseo de muerte y por el poco o nulo deseo de cuidarse y conservar la integridad física. Generalmente se observa en el nivel psicótico o en cuadros depresivos.
Obviamente, las personas que sufren estas problemáticas deben ser sometidas a una vigilancia constante ya que pueden hacerse mucho daño. Lo más recomendable es buscar ayuda especializada lo antes posible.
Fuentes:
APA (1995) DSM IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Masson.
Hamilton, M. (1986) Psicopatología clínica. Signos y síntomas en Psiquiatría. Madrid: Emalsa.
Marina Alfonsin dice
Muy interesante artículo! Queda claro que los tatuajes tan difundidos, entre los adolescentes y en el población en gral. más allá de ser considerados como una moda, son formas de automutilación, en la cual se busca una sensación para marcar un hito importante en sus vidas o pertener a un grupo. Es por eso que algunas personas se tatuan el nombre de sus familiares, o por ejemplo luego de un momento crucial en sus vida, para marcar un corte, poner fin a una situación que resulta insoportable, y de ese modo el episodio o trauma es encarnado en el cuerpo, y sienten un alivio psíquico.
Jennifer Delgado Suarez dice
Marina,
Ya había escrito un artículo anterior que abordaba mucho más extensamente el tema de los tatuajes y las modificaciones corporales.
En la Psicología nada es sencillo. Por eso hoy los tatuajes, más que una forma de automutilación, se comprenden como una manera para expresar la afiliación a un grupo o nuestros sentimientos o valores. Aún así, como bien señalas, la línea que divide lo normal de lo patológico es muy sutil y en muchas ocasiones los tatuajes se utilizan como una forma para romper con el pasado, indicar que se desea iniciar una nueva vida, mostrar la inconformidad con las reglas…